Las diversas acciones humanas repercuten de forma negativa en el ecosistema. Como consecuencia, el comportamiento de las aves avistadas por organizaciones, como el Observatorio de Aves del estado Lara, se desvía de su naturaleza característica.
Jhoana Rivero, representante del Observatorio, explica que registros de la organización y otros movimientos que apoyan la causa sostienen que los comportamientos fuera de lo normal en estos animales, el más notorio es la circulación diurnas en la noche y viceversa.
«Diversos factores contribuyen a esta dura realidad para nuestras aves, como lo son el cambio climático, mucha luz en las noches, basura en los espacios de anidamiento, contaminación en las lagunas que produce escasez de alimento (insectos), la explosión de fuegos artificiales y el ruido urbano que las induce a actuar de forma contraria a sus hábitos, con tal de satisfacer sus necesidades», expuso la experta.
Rivero afirma que estos son factores cuya incidencia es muy negativa en la población de aves, sobre todo en Barquisimeto, en el cual la contaminación lumínica no permite que estas duerman y habitualmente se vean aves diurnas comiendo de noche o cantando en forma desesperada hasta llegar al punto de caer muertas por estrés.


Proponen campañas de concientización en favor de las aves
Algunas organizaciones, como Avezona y Sangretoro, que se encargan del rastreo en algunos parques de Barquisimeto, como el Bararida y el del oeste, han propuesto hacer campañas de concienciación para preservar el ecosistema de estos animales.
Por medio de las redes sociales, estos movimientos han tratado de mejorar las condiciones de estas áreas para reducir el impacto de la actividad humana en ellos, destacando la limpieza de lagunas y afluentes de agua, la reforestación de parques y la adaptación de comederos y bebederos.
En Venezuela se desarrolló un proyecto en días recientes que tuvo como eje de acción el estudio, monitoreo y observación de aves urbanas como un aporte esencial para la mitigación del cambio climático, entendiendo el valor fundamental que tienen las especies para la vida en el planeta.
Este proyecto liderado por la doctora en Ciencias, mención Ecología, Sandra Giner, recuerda que, hasta la fecha, el único monitoreo continuo de aves migratorias lo realizan desde hace más de 30 años, en Rancho Grande, en el Parque Nacional Henri Pittier, en Aragua. Y «para conocer el estado de las poblaciones de pajaros en el país necesitamos hacer más monitoreo».
Según Giner, una de las estrategias del proyecto es la capacitación de voluntarios para que acompañen al equipo de profesionales en la observación de aves. La experta sostiene que el primer objetivo es «establecer la diversidad y la composición de especies de las comunidades de aves en los diferentes hábitats presentes en el Jardín Botánico de Caracas». Esto permitirá avanzar hacia la evaluación de la fenología de las aves residentes y migratorias a lo largo del tiempo y también diseñar «un protocolo estandarizado para estudios de monitoreo de aves en estaciones de anillamiento (con un anillo en su pata)» en áreas urbanas.
En Lara el proyecto de observación es pequeño, pero continuo, permite identificar las especies que transitan la entidad.

