lunes, 8 septiembre 2025
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Huecos y hundimiento del asfalto, un riesgo para quienes transitan por la Ribereña

El deterioro de la avenida Ribereña en Barquisimeto, causado por el tráfico pesado y la falta de mantenimiento, preocupa a ingenieros y conductores.

La avenida Hermano Nectario María, más conocida como Ribereña, es una arteria vial de rápido acceso. Diseñada en la década de los 80 para aliviar el tránsito en Barquisimeto y para conectar con fluidez a los municipios Iribarren y Palavecino. Actualmente presenta un deterioro que preocupa a conductores, habitantes, de zonas aledañas e ingenieros.

El desgaste del asfalto, la aparición de huecos y el hundimiento en varios tramos revelan la fragilidad de una vía que no fue planificada para soportar el tránsito constante de vehículos pesados. A esto se le suma la falta de mantenimiento, basura y escombros, y que en las noches la oscuridad arropa la vía y algunos conductores sienten temor de recorrerla.

Para Arcadio Torrealba, ingeniero civil, a la avenida Ribereña se le debe hacer un mantenimiento sistemático (preventivo y periódico), pero actualmente requiere es una acción correctiva.

Torrealba explicó que la avenida fue proyectada para soportar un límite de peso específico, pero se ha convertido en un corredor para vehículos de carga pesada.

«Una cosa es que una gandola pase ocasionalmente y otra muy distinta es que circulen varias por hora. Esa sobrecarga modifica la geometría de la vía, cambia las pendientes y compromete el drenaje de aguas de lluvia», comentó Torrealba.

El ingeniero, también detalló que en tramos como Macuto, Jirahara y El Garabatal ya se observan hundimientos, grietas longitudinales y huecos que siguen la huella de los camiones pesados. Destacó que esos daños no son sólo superficiales. «El agua de lluvia se filtra por las fracturas del pavimento, debilitando el terraplén (base de relleno que sostiene la vía) y aumenta el riesgo de fallas mayores», dijo.

Un grupo de personas, que reside cerca de la calle 38, resaltó que en el tramo sentido este-oeste hay unos baches y huecos que han ocasionado accidentes, más que todo de motorizados.

«Aquí no se tiene prevención, he visto cómo en las noches pasan las gandolas que hasta les cuesta subir de lo cargada que andan. Eso nos ha traído problemas, porque ocasionan baches en la vía que han causado accidentes», comentó Carmen Peraza, habitante del barrio La Feria.

A la altura del distribuidor Uruguay se observa cómo los huecos sorprenden a conductores, quienes deben esquivarlos para evitar causar daños a sus carros y hasta un accidente.

Francelis López conduce con frecuencia por esta arteria vial y expresó que en horas de la noche reina la oscuridad en tramos de la avenida. Describió que luego de pasar la calle 38, sentido Barquisimeto-Cabudare, la Ribereña está en tinieblas, sólo algunas luminarias sirven, lo que la obliga a poner las luces altas para poder esquivar huecos y observar todo.

El paso de gandolas y camiones pesados no es nada nuevo, pero sí es algo que según los ingenieros debería corregirse.

La semana pasada, una gandola causó un accidente y un vehículo volcó, esto ocurrió al final de la Ribereña, en el municipio Palavecino. Situación que el ingeniero Torrealba indicó se puede evitar si el tránsito de gandolas se prohibiera.

Dos veces por año

Julio Gutiérrez, presidente del Colegio de Ingenieros de Lara, sostuvo que el tránsito de carga pesada está restringido por la arteria vial, primero por los peraltes (inclinación transversal que se le da a la calzada) y por las pendientes, luego por el diseño original de la vía, por la que estos vehículos no deben transitar.

«Cuando uno ejecuta este tipo de obra que ya está calculada y diseñada, se maneja una gestión de pavimento. Se debe vigilar todo lo que conforman sus elementos, la calzada, la estructura de pavimento, los brocales, cuneta de separadores viales y la señalización, tanto vertical como horizontal», comentó Gutiérrez.

Gutiérrez, también hizo énfasis en que una vez por año se debe hacer una observación de la vialidad y que al pasar entre 10 y 15 años, ya debería hacerse dos veces, resaltando que eso sea en verano e invierno.

En el caso de las lluvias, explicó que debe hacerse una revisión por parte del equipo técnico para evaluar cómo trabajan las cunetas, las torrenteras, que las hay en varias pistas, tanto de la zona norte como sur.

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