Kemberling Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- En Los Rosales, al lado de la urbanización Patarata, al este de la ciudad, hay unas 50 familias que viven al borde de una quebrada y, peor aún, sobre una tubería de gas doméstico que atraviesa esa zona residencial. Desde hace 12 años, aproximadamente, comenzó la ocupación de familias que hoy tienen levantadas algunas casas de concreto y otras son ranchos de zinc.
Jornely Cordero, madre de dos niños, de cuatro y siete años, cuenta que se cansó se esperar por las ayudas del Gobierno. «Piden mucho papeleo y no hay iniciativa para ayudarnos, por eso hicimos el rancho«, relató. Su realidad es la misma de Neibe Medina, quien exhorta a las autoridades a prestar atención a los casos más vulnerables y, de esta forma, reubicarlos en lugares seguros.