William Croes | LA PRENSA.- Queda muy poco del Barquisimeto de unos 20 años atrás. La capital de la entidad ha presentado un crecimiento vertiginoso que se refleja en la expansión de los límites urbanos establecidos en el Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL). Esta extensión no es sinónimo de progreso, sino una consecuencia del descontrol en las políticas públicas que ha impedido el desarrollo de una ciudad que, según expertos, reúne todas las condiciones necesarias para ser una metrópolis referente de América Latina.
Una muestra del crecimiento desproporcionado es la expansión de nueve mil hectáreas de sus límites en los últimos 15 años. En Barquisimeto, como en otras ciudades del país, ha influido de manera negativa las invasiones, esa política de que primero se toma el terreno y luego se resuelve la prestación de los servicios básicos ha originado un mal crónico a la ciudad que hoy arriba a sus 464 años.
“Las invasiones en las áreas marginales de la ciudad han colapsado los servicios básicos en el municipio. La municipalidad ha perdido el control del 60% del área urbana destinada en el Plan de Desarrollo Urbano Local”, expresa Ángel García, arquitecto urbanista, quien por su vasta trayectoria es llamado por muchos como el padre de la ciudad.
García expresa de una manera tajante que en Barquisimeto en este momento hay más habitantes que ciudadanos. El arquitecto se refiere al primero como aquel que ocupa terrenos de manera ilegal y no aporta en el pago de servicios básicos, mientras que el segundo es quien con sacrificio ha comprado una vivienda, paga su derecho de frente y está al día con el agua, luz, aseo urbano, electricidad e impuestos.
Barquisimeto, como urbe, rebasa cualquier administración municipal. Los ingresos propios de la recaudación de impuestos y las dádivas que envía Presidencia por situado constitucional no son suficientes para abordar temas de desarrollo como salud y educación, el mantenimiento de 2 mil 800 kilómetros de vialidad y la garantía de servicios a más de 300 mil inmuebles.
“En Barquisimeto se ha impuesto la anarquía por el populismo y la demagogia de ciertos actores políticos que estuvieron como gobernantes”, expresa García, quien hace un símil entre el corazón del cuerpo humano y el casco histórico de la ciudad, y expresa en que sí en este espacio hay fallas no habrá calidad de vida para el millón 300 mil habitantes.
La mancha urbana se ha expandido 2.8 kilómetros en la vía Duaca y 4.1 kilómetros vía Quíbor, dejando cada vez más solitaria el corazón de la ciudad y haciendo cada vez más difícil la prestación de servicios básicos por las largas distancias y difíciles condiciones topográficas.
Para García, el precepto de ciudad ideal es aquel en que un niño en edad escolar no camine más de cuatro cuadras para llegar a la escuela. El arquitecto define que la institución debe ser el centro del desarrollo comunitario.
En cuanto a la salud, otro tema neurálgico en la ciudad, hay un déficit de mil 400 camas hospitalarias. Los centros de atención son los mismos que cuando en la ciudad había 600 mil habitantes, y esa involución por la falta de inversión y planificación tiene pasando penurias a todos los barquisimetanos.