María B. Jordán | LA PRENSA de Lara – Pasadas las 7 de la noche, en una de las aulas del Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales de la UCLA& ;están frente al profesor seis pequeños grupos de estudiantes rodeando sus pupitres. La particularidad de este ambiente universitario no son los lápices o los cuadernos en las manos de los alumnos sino las linternas de sus celulares con las que combaten la oscuridad de la crisis y de la ignorancia.& ;
Esta fue la imagen con la que ayer la Federación de Centros Estudiantes (FCU) denunció cómo los apagones por los racionamientos eléctricos afectan a la UCLA en los horarios nocturnos y la manera que los estudiantes luchan contra los precarios servicios para avanzar en sus estudios y graduarse. «Los profesores y los estudiantes terminan su clase alumbrándose entre ellos porque no se puede paralizar las clases porque hay materias que se ven una sola vez a la semana no usan sus linternas se atrasan», denunció Jesús Suárez, presidente de la FCU.& ;
El Decanato es el único de toda la UCLA que imparte clases en horario nocturno pues el resto de escuelas eliminaron los turnos de noche precisamente por esta falla del servicio eléctrico aunque estudiantes consultados aseguran que la falta de luz fue la gota que derramó el vaso, pues progresivamente desde hace 4 años, los servicios públicos de la principal casa de estudios universitarios de Lara son caóticos.
El dirigente estudiantil aseguró en rueda de prensa que los apagones& ;y lo precario de los servicios son un plan para acabar con las universidades. «La semana pasada, cuatro de los cinco días& ;de clases hubo cortes eléctricos y «el gobierno con eso quiere asfixiar la universidades, pero nosotros no vamos a cerrarla, seguiremos aquí porque queremos continuar formándonos».
Suárez detalló que en el caso específico del decanato de Ciencias Económicas no pueden eliminar el turno de la noche porque los estudiantes pueden alternar el estudio con el trabajo para poder mantenerse.& ;& ;
Pero la FCU no solo denunció lo que sufren por la luz, sino que también aprovecharon para denunciar el mal servicio de agua. Suárez dijo que en el decanato se ven obligados a pedir donaciones a empresas o a los mismos cisterneros para contar con el vital líquido. «La alcaldía de Iribarren nos donó un cisterna, pero eso no es suficiente» enfatizó el dirigente detallando que en ese decanato son 1700 estudiantes los que se ven afectados.
Suárez enfatizó que tanto los docentes, estudiantes y el resto del personal hacen todo lo posible para mantenerse con las puertas abiertas a pesar de las fallas en los servicios básicos que afecta el bienestar de quienes hacen vida en la UCLA.