Ana León | LA PRENSA.- A casi 12 mil bolívares se consigue el kilo de café en abastos chinos de Barquisimeto. El precio pone a temblar a cientos de larenses que acostumbran tomar su negrito caliente en las mañanas y en las tardes.
Las marcas comerciales Flor de Venezuela y Amanecer son las únicas que se ven en los anaqueles de los supermercados asiáticos, pero en presentación de 200 gramos y 500 gramos, respectivamente.
Aunque no hay mucha existencia, los clientes no se desesperan por llevarlo. Lo miran con recelo y lo devuelven a su lugar. El precio del kilo, que equivale a ocho días de salario, espanta a más de un guaro que se confiesa adicto a la cafeína.
“¿Cuánto cuesta el café?”, pregunta Naudi González con la esperanza de haber leído de forma equivocada el hablador ubicado en la estantería. “2 mil 400 el Flor de Patria y 4 mil 500 el Amanecer”, recibe como respuesta y de inmediato pela los ojos y sale despaborido del abasto.
Con cara de sorpresa, indica que estos constantes aumentos pegan duro en el bolsillo y afectan en diferentes niveles. “Aquellos que viven de vender café deberán aumentar los vasos y los que beben mucho café durante el día deberán rendirlo lo más posible. Ahora todo irá en aumento y la cosa va a estar peor”, rezonga González.
El café Venezuela, una opción barata del producto cuyo precio regulado gira alrededor de 750 bolívares el kilo, desapareció del mercado hace meses. En ocasiones se le ve cuando son distribuidos a través de los CLAP. Sin embargo, últimamente ni en las bolsas ha aparecido.
A falta de pan
Ante el alto precio que registra el café de marca comercial, muchos larenses están ofreciendo la presentación artesanal que por su alta concentración puede ser diluida en mayor cantidad de agua y por lo tanto rinde más que el de una marca reconocida.
Sin embargo, el artesanal tiene sus seguidores y detractores. Carlos Rodríguez, colector de una buseta en el terminal de pasajeros, advirtió que uno de sus amigos tuvo una mala experiencia con ese tipo de café y desde entonces lo vetó de su lista de compras.
“Prefiero empezar mi mañana con un cafecito Cordillera bien cargado y con un poquito de azúcar. Para mí, eso es indispensable”, apuntó.