Leidi Reyes | LA PRENSA DE LARA.- Yorbelis Cuicas, de 22 años, camina desde el terminal de pasajeros de Barquisimeto hasta la carrera 20 con 25 para vender arepas, lleva una pequeña cava para transportarlas. Cuenta que debe vender por las calles de la ciudad, porque es la forma de tener el dinero para pagar sus deudas; sueña con tener un negocio formal pero sabe que eso amerita esfuerzo y una alta suma de dinero, recursos que ahora son inalcanzables.
Cuicas forma parte de los 7 millones de venezolanos que se dedican al comercio informal para generar ingresos, cubrir los gastos del hogar y ayudar a sus familias. Según Alfredo Padilla, director general de Asociación de Trabajadores Autónomos, Emprendedores y Microempresarios de Venezuela (Ataemp), sólo el 42% de esos trabajadores logra consolidar sus negocios.
«De acuerdo a una investigación del Instituto de Estudios Superiores de Administración y la Universidad Católica Andrés Bello solo 3 millones de personas, es decir el 42%, se pueden calificar como emprendedores porque tienen una idea de negocio, estabilidad y condiciones para mantenerse en el tiempo. Si existieran políticas y ordenanzas adecuadas se pudiera hablar de un futuro empresarial para cambiar la economía del país«, indica.
Pocas opciones
Liuba Malpica, licenciada en economía, explica que en el país hay una tasa de crecimiento poblacional positiva pero la reducción de empresas constituidas impide que encuentren un espacio laboral donde ejercer.
«Es natural que busquen la forma de generar ingresos para proveer los bienes y servicios indispensables para la vida, pero al no encontrarla optan por el comercio informal. Es importante explicar que en lo formal existe un esquema estructurado y legalmente constituido; mientras que los informales hacen uso de dones y talentos para obtener dinero con la venta de productos o servicios«, explica.
Proceso difícil
Aunque la mayoría de ellos anhele formalizar sus modelos de negocios lo complejidad del proceso y los altos costos inciden en que la mayoría desista del proyecto, así lo expresa Malpica.
«Pocos se consolidan, depende mucho de las habilidades de la persona porque no todos tienen la capacidad de cambiar por las exigencias del mercado. La mayoría no toman las decisiones para mantenerse, hay algunos que inician en un sector y luego de algunos meses lo cambian«, expresa.
Según estimaciones de la economista sólo un 10% logra mantenerse por la hostilidad del mercado. «Para la legalización se deben pagar impuestos, a veces muy altos para sus ingresos, y los trámites administrativos suelen demorar, por eso renuncian a la idea«.
Diversos sectores
Alfredo Padilla, director general de (Ataemp) explica que esta población ocupa diversos sectores como los de construcción, transporte, docencia, áreas de estética y belleza, gastronomía, asistentes de salud, artesanos y demás profesiones. Aclara que de los 7 millones de personas del comercio informal no son todas buhoneros, porque hay otras actividades que entran en esta categoría de la informalidad.
«Hay personas que venden es sus hogares, que se dedican hacer delivery, quienes dan clases o formaciones a domicilio, todos ellos son parte de la cifra porque tienen autoempleos, es decir, trabajan por su cuenta o en negocios no formales porque no están registrados o porque no tiene firma personal, por eso se llama el comercio informal, así lo dice la Organización Internacional del Trabajo«, explica.