Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Al igual que los carteles de la droga mexicanos, los crímenes que cometen los miembros de las bandas en Venezuela contra sus rivales suelen ser feroces y sanguinarios, en su mayoría son para enviar mensajes a otros delincuentes que intentan sacarlos del terreno.
Desde finales del año 2014, en el estado Lara fueron aumentando los casos atroces donde los criminales no sólo asesinaban a sus víctimas, sino que también los decapitaban, los responsables pertenecían a bandas delictivas y lo hacían por venganza, mientras que otros por problemas de droga y hasta pasionales.
En algunos de los casos los homicidas cortan las cabezas y las lanzan en otras zonas, lo que hace más impactante el hallazgo por parte de los vecinos de las comunidades de Lara, lo que convierte a estos delincuentes en feroces sanguinarios.
Sólo en el año 2017 fueron asesinados y decapitados cuatro hombres, un adolescente en el retén de menores, además de un joven en San Vicente, los otros dos lo cometieron en el oeste de Barquisimeto. Aunque no hay una cifra exacta de cuántas personas fueron decapitadas, según los registros de LA PRENSA desde 2014 hasta la fecha hay más de 15.
Esta no es una práctica que se está haciendo sólo en Lara, en otros estados de Venezuela también, tal es el caso de la banda los «Sanguinarios«, conformada por al menos 20 hombres que mantiene en pánico a los vecinos del sector El Alto de Soapire, en Santa Lucía, Los Valles del Tuy, en el estado Miranda, a causa de la crueldad con la que matan a sus víctimas.
Fuentes ligadas a las investigaciones han detallado que el ensañamiento es porque los criminales ubican a las víctimas que dan información a la Policía o que amenazan con denunciarlos ante los cuerpos de seguridad.
Ritual de santería
La muerte de David Orlando Rangel Segura (36) no sólo impactó por ser asesinado y decapitado junto a su pareja, sino que su cabeza desapareció de la escena y habría sido usada para un ritual de santería.
A David lo asesinaron junto a Yolys del Carmen Delgado, de 38 años, sus cuerpos fueron hallados en una zona boscosa, ubicada detrás del Centro Penitenciario David Viloria, conocido como «Uribana«, al norte de Barquisimeto.
Para ese momento, Douglas Rico, director del Cicpc, informó que las víctimas tendrían una rencilla con alias el «Popa«. Días atrás, él junto a otros tipos intentaron robar una vivienda en Carorita, pero no pudieron porque David y Yolys se lo impidieron.
Días después, los criminales irrumpieron la vivienda de la pareja en Carorita Abajo y bajo amenazas de muerte los maniataron y se los llevaron hasta una zona boscosa, donde los asesinaron, a Yolys la apuñalaron en el cuello, mientras que a David lo decapitaron con una escardilla.
Esa misma madrugada, los asesinos se trasladaron hasta la vivienda de Carlos, alias el «Brujo», quien sería el padrino de religión de Edwin Rivero (28) apodado el «Popa» y le informaron que debían hacer un acto religioso en el patio de la vivienda, en Carorita, con la cabeza de David.
Durante el allanamiento al lugar, los funcionarios encontraron enterrada la cabeza y los utensilios que usaron para el hecho.
El atroz crimen dejó en shock a los habitantes de la zona, pues aseguraban que se trataba de un hecho macabro que a los hampones no les bastó con asesinarlo, fueron más macabros para decapitarlo.
Con mensaje
El asesinato de Noel Alexander Herrera, de 18 años, pudo ser un hecho pasional. El 9 de julio de 2017 fueron halladas las manos y la cabeza de Noel en un callejón de la calle 48 con San Vicente. Ese día, la hermana contó que él habría sido raptado en un Aveo de color gris. Al día siguiente se enteraron que estaba decapitado.
Como si se tratara de un «narcomensaje«, así lo describieron vecinos de la comunidad el hallazgo de la víctima. Uno de los vecinos se topó con los restos humanos cuando caminaba por el callejón, vio una cabeza, de cabello corto y piel morena, a unos 15 metros estaban las manos cortadas.
Al día siguiente el torso y resto del cuerpo de Noel fue hallado en Padre Diego, carretera vieja de Carora.
Al principio, fuentes policiales creyeron que la muerte del hombre se trataba de problemas con droga, por la similitud con los decapitados en México.
En México, desde el año 2006 comenzaron a verse estos atroces crímenes por parte de los «narcos«.
Para sociólogos, las decapitaciones son de lejos el lenguaje que más crispación y terror causa en la sociedad y que los homicidas construyen su propio sistema de mensaje hacia sus rivales.
Reos son decapitados en celdas
Escenas sangrientas se han vivido en las celdas de varios centros de reclusión en el estado Lara, pero en el Retén de Menores, ubicado en El Manzano, es donde ocurrieron más hechos sanguinarios y en uno de los casos los detenidos jugaron fútbol con una cabeza humana.
El 13 de septiembre de 2017, un jovencito de 15 años que estaba recluido en el Centro Socioeducativo Pablo Herrera Campins, conocido como Retén de Menores, fue asesinado por sus compañeros una vez que el joven ingresó al patio para cortarles el cabello, pero como ellos se resistieron comenzaron a golpearlo y lo neutralizaron. Además, usaron una tijera para decapitarlo.
Después que lo decapitaran, envolvieron el cuerpo en una sábana y le cayeron a patadas. Al rato sacaron la cabeza y empezaron a jugar fútbol con ella.
Al menos ocho reclusos fueron decapitados en el retén de menores entre los años 2015 y 2017, según los registros de LA PRENSA. Mientras que el último caso ocurrió en el año 2020, pero fue en los calabozos del Eje de Homicidios del Cicpc.
«Cesita» la decapitó al no darle respuesta de una droga
Mirlybeth Reverol Tovar (20) fue asesinada la noche del 30 de diciembre de 2016 en el sector Renacer Crepuscular, al oeste de Barquisimeto. La joven era conocida como la «Niña».
Esa noche, cuatro hombres ingresaron al ranchito a la fuerza preguntando por una droga que, supuestamente, tenía la pareja de Mirlybeth, pero al no obtener respuestas la sometieron y asesinaron a la «Niña» con un arma blanca y una crueldad tan brutal que los llevó a decapitarla.
Uno de los tres criminales, en un acto inhumano, con un machete le cortó la cabeza y le hizo una herida desde el pecho hasta la pelvis.
Por el atroz crimen, el Eje de Homicidios del Cicpc buscaba a cuatro hombres. Poco a poco dieron con las identidades. Entre los sospechosos estaba César Guaricuco Cuicas (21) alias el «Cesita», señalado como el autor material del crimen y quien, supuestamente, caminó hacia una quebrada de la zona con la cabeza de Mirlybeth en la mano, cuyo cabello se iba rasgando y quedó esparcido entre el piso y el alambre de púas de la vivienda. Al llegar a la quebrada, lanzó la cabeza.
El «Cesita» era líder de una banda conformada por más de 10 hombres y habría asesinado a la joven por venganza, pues creía que ella sabía dónde estaba escondida una droga que, meses atrás la pareja de Mirlybeth le había robado.
La «Niña», supuestamente, tenía contacto con el «Cesita» y varios integrantes de su banda porque su pareja Rafael Peña (26) conocido como el «Fucho«, era parte de esa organización delictiva, quien en un acto de traición se apoderó de gran cantidad de droga que pertenecía a la banda, y se desapareció.
«Cesita» lo buscó hasta debajo de las piedras, el 30 de septiembre de 2016 lo encontró y sin piedad lo asesinó por robarle la mercancía que no pudo recuperar.
Los «Sanguinarios» acechan
La banda de los «Sanguinarios» del estado Miranda ha decapitado a varias de sus víctimas, en algunos de los casos dejan mensajes y aseguran que por «sapos» los matan. Los criminales al verse descubiertos y al presumir que van a ser delatados por las personas cometen los crímenes más atroces.
Uno de los casos fue el de Juan Rafael Perrotti Martínez, de 45 años de edad, quien fue asesinado en marzo del año pasado en la calle La Represa del sector 23 de Enero de Soapire, en Santa Lucía del Tuy, estado Miranda.
Los restos de Perrotti fueron esparcidos en el lugar de los hechos. Su pierna fue encontrada sobre una cerca metálica y su brazo encima de un tubo. Otras partes de su cuerpo fueron dejadas en la vía pública. Su cabeza no fue localizada.