William Croes | LA PRENSA.- Caficultores están hartos de que el Gobierno les dé limosnas por cada quintal. Los productores exigen que se cancelen los 46 kilogramos a 170 mil bolívares que es el precio internacional, pues indican que los 9 mil bolívares que les pagan no cubre ni el 10 % de los costos de producción.
Los productores prácticamente están contra la pared. Reciben 9 mil bolívares por cada quintal, una cantidad que es insuficiente para mantener la actividad. Mientras por otro lado, el Gobierno importa café nicaragüense en 220 dólares, muy por encima de los estándares internacionales fijados para el rubro.
“El Gobierno ha exterminado a los caficultores venezolanos. El 5.8 % del café que se consume en el país es producido en Venezuela, más del 90 % es importado de países como Nicaragua y Brasil”, expresa Maximiliano Pérez, representante de la Federación Nacional del Café.
Con el pago que reciben los productores por cada quintal no pueden cubrir la deuda de créditos emitida por el Gobierno. Lo que significa que antes de empezar la próxima zafra los caficultores ya la deben, están prácticamente en la ruina y produciendo un café cada vez de menor calidad.
La poca producción de los caficultores venezolanos repercute en el consumo del café nacional. En los supermercados volvió a escasear el producto. Vendedores ambulantes expresan tener que comprar el cuarto de kilo en 3 mil bolívares o acudir al producto artesanal.
Un café en una panadería está en 700 bolívares, lo que es una desproporción entre la ganancia de los productores y de quienes venden la bebida. Un dueño de cafetería le gana a cada quintal 3 millones 700 mil bolívares, mientras que el productor se endeuda.