Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Como ya es costumbre, ayer a las puertas del templo de Santa Rosa, cultores de los nueve municipios del estado Lara se reunieron para rendir honores a la Divina Pastora, previo a lo que será su visita 165 a Barquisimeto.
La actividad comenzó con una misa que estuvo encabezada por el padre Humberto Tirado, párroco de Santa Rosa, en medio de un ambiente cargado de emotividad que marcaba el reencuentro de los promotores de la cultura regional con la excelsa patrona sentimental de los guaros.
Al finalizar la homilía, la Pastora de Almas fue cargada en hombros hasta las puertas de la iglesia para dar inicio al tradicional desfile que en esta ocasión gozó de pintorescos colores y melodías que pusieron a bailar a quienes se encontraban presenciando la actividad.
El desfile inició al ritmo de los sones negros, los cuales quedaron perfectamente representados por las delegaciones de Torres y Morán.
Palavecino no se quedó atrás y siguieron el recorrido con la imagen de San Pascual Bailón en sus manos, algo similar hicieron los cultores de Jiménez con un cuadro de la Virgen de Altagracia, llamada cariñosamente por los quiboreños como «La Caimana».
La representación de Andrés Eloy Blanco estuvo en manos de las populares burriquitas, declaradas patrimonio cultural del país en el año 2016.
Carlos Colmenárez comentó que para él fue un honor haber asistido por octavo año consecutivo a la misa de los cultores, pues indica que además se encuentra pagando una promesa por un milagro del cual él mismo es evidencia.
«Yo tuve un accidente en moto en 2010, tardé 5 años sin caminar y le prometí a la Divina Pastora y al Divino Niño que si me ayudaban a recuperar la movilidad los caminaría descalzo por tres años. Esos tres años pasaron, pero yo sigo caminando sin zapatos porque mi gratitud es infinita», expone.
El municipio Crespo llegó con pintorescos personajes que atraparon la mirada de todos con el tradicional baile de las cintas, mientras que por Iribarren dieron la cara los exponentes del tamunangue y el golpe tocuyano.
Tal es el caso de Dixon Pérez, de la delegación del municipio Torres, conmovido reveló que tenía tres años sin vivir un 14 de enero en su tierra.
«Yo estaba en Colombia, emigré y ahora que regresé justamente coincidí con la vuelta de la procesión a las calles de Barquisimeto. La verdad no puedo estar más feliz, porque nos reencontramos con la Virgen y también con nosotros mismos como hermanos que somos», comenta.
La maestra de danzas tradicionales, Neris Johnson, estuvo entre los bailadores que mostraron su talento a la sagrada imagen. Ella aseguró sentirse conmovida de poder regresar y esta vez por una promesa muy especial.
«Estoy aquí llena de ganas porque le prometí venir si me regresaba a mi hija que se había ido al exterior y me cumplió. Ya tengo todo lo que necesito para ser feliz», dijo con la voz entrecortada.