Artesanos de Tintorero buscan alternativas para enfrentar las pocas ventas
Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Ver a cierta distancia los puestos de artesanos de Tintorero a lo largo de la vía Barquisimeto-Carora era una parada obligatoria para los transeúntes, pero ahora esta vía tiene pocos locales o puestos de venta de artesanía debido a las bajas ventas, situación que ha hecho que muchos de quienes se dedican a este oficio se reinventaran.
En algunos de los negocios que se ubican en la parroquia Tintorero, las tallas en madera, las piezas de cerámica o gres están a un lado y al otro extremo está una «minibodega» que vende desde chocolates hasta harina.
«Hace dos años decidí montar una bodega porque las ventas de la artesanía estaban muy bajas. Este arte vive en mí porque desde muy pequeña me he dedicado a esto, pero es triste ver que pocas personas viajan hasta acá para llevarle un detalle a un ser querido o para llevar un recuerdo a sus hogares», comentó María Eugenia Rojas.
La situación de los artesanos que por años mostraban sus trabajos a orillas de la carretera ha estado difícil, pues aseguran que por la zona son pocos los vehículos que transitan en comparación con hace unos 10 años atrás, ahora sólo se ven busetas y gandolas.
«Hace cinco años comenzamos a tener problemas con la materia prima, lo que estaba saliendo al mercado eran las hamacas, era el producto que más se producía porque se vendía, pero el hilo comenzó a desaparecer y no lo conseguíamos con facilidad», comentó Alieva Montero.
Alieva explicó que en Tintorero existían más de 400 artesanos, pero que poco a poco se fueron dedicando a otros oficios y fueron cerrando los telares, dejando a un gran número de personas sin empleos.
«Sigo haciendo las hamacas, pero ya no al mismo ritmo que hace cinco años, como tengo tres niños que mantener tuve que comenzar a vender miel, leche y queso de cabra para poder mantenerme. Pero uno no deja de ser artesano, eso es un sello», comentó Ramón Pérez, habitante de la zona.
Comentaron que en la mayoría de las semanas se van en «blanco», sin vender ninguna artesanía, aun cuando ofrecen combos. Quienes hacen las hamacas fabrican 20 y a veces pueden pasar tres meses y todavía tienen el producto.
«Ofrecemos cinco tazas de gres por un dólar que cualquiera lo puede tener, para poder vender algo de mercancía. Nosotros tenemos 20 años trabajando aquí y a pesar de las adversidades nos tratamos de mantener en el mercado», comentó Maira Rivero.
La falta de combustible y la situación económica que afecta a los venezolanos es para los artesanos uno de los puntos de quiebre. Además, que las ferias de Tintorero eran un lugar para realzar su talento, pero hace casi dos años que no se realizan.