Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.- Aunque las fallas de los servicios públicos van en aumento y la sociedad viva el calvario de no tener electricidad cinco horas diarias, ni contar con agua por tubería constante y hasta subsistir sin gas doméstico por meses, las protestas para exigir estos derechos humanos han cesado. Desde hace 32 días en Lara no se contabiliza una manifestación de calle, cierre de vía o una comunidad no acude a un ente a reclamar . Especialistas aseguran que el fenómeno no se debe a que la gente se esté acostumbrando a vivir mal, sino a la criminalización que han tenido estas acciones de calle.
Politólogos, defensores de derechos humanos y los mismos protestantes analizan que se encuentran de manos atadas cuando ven casos como el de Rufo Chacón, joven de 16 años que quedó ciego tras recibir 60 perdigones en su rostro por parte de un grupo de policías mientras protestaba por gas en Táriba, estado Táchira o el de los 476 presos de la represión que contabiliza el Foro Penal en el país, 31 de estos casos por reclamar servicios básicos.
El politólogo Piero Trepiccione, afirma que los ciudadanos tienen una gran insatisfacción en cuanto a los servicios públicos, calidad de vida y economía del país pero que en la actualidad están desarticulados, porque la política del Gobierno ha consistido en desplegar comisiones de las FAES, de la Guardia Nacional y de colectivos cada vez que se registre una concentración para amedrentar o actuar en contra. El Observatorio de Conflictividad Social en Venezuela también hace referencia a la creación por parte del gobierno de las Redes de Acción y Articulación Sociopolítica (RAAS), instaladas en zonas populares, donde los vecinos de consejos comunales actúan como agentes de inteligencia, y llegan a restringir beneficios como la caja CLAP y el gas, a los que se alcen.
«Aunque hay insatisfacción, con cualquier chispa puede haber un estallido social. Con la judicialización de la protesta han sido afectados los partidos políticos, que organizan los reclamos, cuyos principales dirigentes o están tras las rejas o en el exilio, quedando el país carente de liderazgos», refirió.
Un indicador adicional a esta situación es la poca visualización que han tenido las protestas.