González/ Orozco | LA PRENSA de Lara.- Quince años y 4 meses deberá pasar Ivanhoe Rangel, de 28 años, en la cárcel luego de que la juez de juicio número 2 dictara la sentencia tras ser encontrado, presuntamente, culpable por el doble crimen de los hermanos Juan Ernesto y Mario Alejandro Merentes Alfonzo.
Pero la familia de las víctimas apenas se enteraron de la sentencia, no estuvieron conforme y alegaron que iban a apelar la decisión del juez, debido a que esperaban que la pena fuera por más de 20 años.
Ayer en la tarde se conoció la sentencia, tras un año y un mes del doble homicidio. Cristina Coronado, abogada de la familia Merentes, explicó que a Rangel lo sentenciaron por los delitos de homicidio intencional calificado por motivos fútiles con alevosía.
Se pudo conocer por parte de los familiares de las víctimas que el juicio inició con horas de retraso porque, aparentemente, al investigado no lo habían trasladado desde el Cicpc hasta Tribunales, no fue sino hasta después de mediodía cuando comenzó.
Además la abogada detalló que el hombre sería trasladado para la cárcel de San Felipe, estado Yaracuy, conocida como «La Cuarta«.
Por un audio
La familia de los hermanos Merentes se enteraron que algo no estaba bien, tras recibir un audio, así lo comentó la esposa de Mario tras ser consultada días después del doble crimen.
«Nora, me mataron. Me mataron. Estoy en la carrera 27 entre 14 y 15, portón negro«, era lo que decía la nota de voz que recibió la esposa de Mario Alejandro del WhatsApp de su esposo, el jueves 1 de noviembre de 2018 en horas de la tarde.
Esa voz era de dolor, hablaba diferente y tras escuchar varias veces el audio la esposa llamó al hermano mayor de Juan y Mario para que averiguaran y él decidió irse hasta la dirección que Mario les dio, pero no encontró nada, luego rastreó por GPS el carro de Mario y aunque le indicaba la misma dirección no lo veía, pues estaba dentro de la vivienda en construcción, misma en donde asesinaron a tiros y enterraron a los hermanos.
Sobre el crimen se conoció por fuentes policiales que el homicida los sometió con un revólver calibre 38, presumen que bajo amenazas los estuvo amedrentando y minutos después le disparó a Juan dos veces, entre cuello y cara, para luego ir contra Mario y propinarle cuatro impactos de balas, dos en la cara, uno en el pecho y otro en la pierna.
En el interior del patio estaba un hueco, de dos metros y medio de profundidad, que sería una tanquilla eléctrica, allí fue en donde el tipo decidió enterrar a los dos hermanos. Explicaron las fuentes que primero lanzó el cuerpo de Juan Ernesto y luego a Mario. Antes de sepultarlos les colocó cal, presuntamente, para que no saliera el mal olor con el pasar de los días y todo fuera un «crimen perfecto».
Los cuerpos fueron localizados por los uniformados el 2 de noviembre en la madrugada y tardaron en desenterrarlos casi hasta el amanecer, para luego trasladarlos hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.