Euseglimar González | LA PRENSA de Lara.- «Las FAES es una maquinaria delictiva, no solo asesina sino humilla a los familiares y hasta roba«, soltó Marino Alvarado, miembro y coordinador de investigación de Provea.
La aseveración que hace Alvarado se debe a que en Lara se cometieron 171 muertes, en manos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en presuntos enfrentamiento. Detalló que Lara sigue siendo el estado más letal por este cuerpo policial.
Alvarado recordó el reciente informe publicado por la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, donde instó a Nicolás Maduro a disolver las Fuerzas de Acciones Especiales, pero aseguró que Maduro les dio más fuerza.
El también abogado pidió a la misión de la ONU que deben investigar desde el gobierno regional hasta la cadena de mando, para que «cuando se tenga que hacer justicia todos estén sentados en la silla de los acusados».
«Deben investigar las ejecuciones de las FAES en Lara, pero también las que realiza el Cicpc porque se ha visto cómo compiten para ver quién genera más muertos», comentó Alvarado.
En total la Policía Nacional Bolivariana (PNB) registró 198 muertes, supuestamente, cuando delincuentes se enfrentaron contra las comisiones.
Mientras que los funcionarios del Cicpc registraron 30, seguido de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) con seis, pues el 1 de enero murieron cinco reclusos de Fénix en manos de los militares, supuestamente, cuando trataron de huir. En total en la región larense murieron 251 personas en manos de los cuerpos de seguridad.
LA PRENSA durante 2019 recibió varias denuncias por parte de los familiares de los fallecidos, en donde aseguraban que en algunos de los casos no se trató de un enfrentamiento y señalaron que fue una ejecución.
Uno de los casos fue el de José Luis Lucena Castillo (36) conocido como «Kichu», sus familiares aseguraron que las «FAES se equivocaron«. Contaron lo que ellos dicen es «la versión real» de lo sucedido. Explicaron que él estaba durmiendo en su casa, ubicada en el sector Antonio Ricaurte, cuando los funcionarios policiales llegaron.