Isabella Delgado | La Prensa.- Junio solía ser sinónimo de una avalancha de padres asiduos de buscar los mejores precios de útiles escolares y de proveedores haciendo lo imposible para posicionar sus productos en librerías y papelerías. Su presencia anunciaba la llegada de la temporada escolar. Pero el mes termina mañana y los comercios aún lucen vacíos.
Para los padres, los útiles no están entre las prioridades actuales. “Uno lo que está pendiente ahorita es de comprar comida. La platica que se gana es para eso. Después uno resolverá con los útiles”, apuntó María Meléndez, madre de un estudiante de sexto grado. Otros cinco consultados dieron testimonios similares.
Como la lista de útiles aún no es prioridad, las ventas están por el piso; los estantes están full de mercancía vieja y los comercios pequeños no se pueden dar el lujo de considerar la compra de nueva mercancía. Los que sí han hecho pedidos se han quedado con los crespos hechos. Empresas que producen y distribuyen papelería, lápices de grafito y creyones han bajado su producción debido a que no tienen materia prima. Ya ni mandan a sus vendedores a ofrecer útiles, explica Alejandro Castillo, encargado de una papelería de la carrera 21.
“Antes en el depósito había que pasar de ladito, por todas las cajas. Ahora se puede jugar fútbol”, destaca con preocupación Castillo. El descenso en los volúmenes de mercancía al que se refiere se ve reflejada en el mobiliario de la papelería. Solamente usan la mitad del espacio del comercio para mostrar lo que les queda y delimitan el área productiva de la tienda de la improductiva con estantes.
El alza de los precios es otro factor en contra de los comerciantes y padres. Una enciclopedia de educación media costaba Bs. 640 en 2015, pero las pocas que han sido distribuidas este año llegaron a 6 mil 800 bolívares. El metro de papel contac, que alcanza para forrar tres libretas, pasó de Bs. 100 a Bs. 515, el más barato. Los pocos clientes que llegan a las librerías y papelerías se llevan lo esencial: lápices, cuadernos pequeños, sacapuntas y borra. “Lo demás ya es lujo”, comentó Daniela Querales, madre.