José Miguel Najul | La Prensa.- Cuando las flotas bajan elevan los precios del pasaje de transporte público. Y los fines de semana, en los que muchos transportistas aprovechan para detener las ruedas y descansar del volante, quienes quedan activos especulan con el valor de los traslados.
Los usuarios más afectados son aquellos que se tienen que trasladar desde el centro hasta el norte o el oeste de la ciudad de Barquisimeto.
Mientras el costo de un pasaje en rapidito hasta Duaca, durante la semana está en 250 bolívares, un fin de semana debe cancelarse 350.
Quienes agarran estos carros (muchos de ellos en condición de “piratas”), también pueden quedarse en la vía y pagan el precio que se cobra durante las jornadas laborales.
Los rutas, que cumplen esta misma vía, caen en este mismo vicio. Hasta Duaca sale en 120 bolívares en día de semana, y 80 por la vía. Los fines asciende a 150 hasta el pueblo y 100 en el camino.
Muchos usuarios de esta ruta han optado por esperar el Transbarca, con lo que deben cancelar menos de la décima parte de lo que pagan por un pasaje tradicional.
Sin embargo, la cantidad de unidades es insuficiente, y las dilatadas colas hacen que muchos desistan por la desesperación y cambien precio por velocidad.
Además, quienes habitan en las comunidades que están luego del urbanismo “Alí Primera” deben optar por las rutas típicas, porque los autobuses rojos no llegan hasta esos sectores.
Usuarios se quejan de que los trabajadores de la Autoridad Municipal de Tránsito Terrestre (AMTT), que son quienes deberían velar por el cumplimiento de los precios establecidos en la propia Gaceta Oficial de la Alcaldía de Iribarren, sean quienes alcahueteen el incremento inconsulto de los pasajes.
“Los funcionarios, que muchas veces están en los puntos de control con los trabajadores de la Policía, incluso saludan a los colectores como si fueran amigos cuando les pasan por delante cobrando de más”, denuncia Miguel Peña, usuario de las rutas hacia el oeste de la ciudad.
Piden control
También señalan la proliferación de las unidades de transporte “piratas” que, según algunos pasajeros, no cumplen nunca con el requerimiento establecido por las asociaciones y las autoridades.
Carmen Andrade asegura que los colectores amenazan a la gente con bajarla en plena vía si no cancelan el pasaje completo.