La influenza, secuelas de covid-19 y virus sincitial respiratorio son frecuentes a final de año, debido al constante cambio climático para esta época. Neumonólogos advierten que hay que acudir al especialista, confirmar el diagnóstico y esperar los lapsos de efectividad del debido tratamiento.
Se debe evitar la desesperación ante la persistencia de síntomas y automedicar con antibióticos innecesarios que generan la resistencia antimicrobiana, provocando la gravedad del paciente. Se hace necesaria la administración intravenosa de medicamentos y su hospitalización, las complicaciones pueden ameritar cuidados intensivos o causar la muerte.
Los especialistas no desean alarmar, pero sí resaltan su llamado a la prevención durante la semana mundial para concienciar sobre el uso de los antimicrobianos, que finaliza este 24 de noviembre. Además de ser una realidad generalizada, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) registraba que una de cada tres infecciones bacterianas fueron resistentes a los antibóticos para el año 2023 y con un estimado que superaba las 700 mil muertes al año.


Especialistas destacan el correcto uso de medicamentos como antibióticos
Según la neumonólogo, Julia Martínez, desde octubre hasta febrero es el lapso en que las afecciones respiratorias son comunes, sin tratarse de un caso en particular en este momento y teniendo frecuentes consultas con síntomas que pueden ir más allá de la fiebre.
Advierte el riesgo de contagio por influenza A y B, así como el virus sincitial respiratorio que no sólo afecta a niños, sino también a adultos. De allí, que por ser virus no ameritan de antibióticos, a menos que el diagnóstico confirme que está asociado con una infección. «Hay que ser responsable con el debido uso de antibióticos. Suele pasar que les duele la garganta y empiezan a suministrar, sin la pertinencia ni respetando dosis ni horarios», indica con el llamando a la conciencia.
Advierte que la tardanza de la efectividad del tratamiento es relativa en casos del virus sincitial respiratorio, porque altera la función del pulmón, al inflamar el epitelio respiratorio y lo deforma de tal manera que altera la absorción de oxígeno. Esto es una de las razones por las que la recuperación no es inmediata y se incurre en el error de intentar acelerar que se mejore con antibióticos.
Martínez señala lo delicado que puede ser alterar la microbiota, su composición y el riego de eliminar las bacterias que protegen del desarrollo de patógenos.
La neumólogo, Karina Suárez, coincide con ese llamado de atención, considerando que la clínica del paciente tiende a ser grave, exigiendo el tratamiento más fuerte e intravenoso, con hospitalización e incluso con deficiencia respiratoria y otra infección que implica la vigilancia médica en la Unidad de Cuidados Intensivos.
«Con esta situación, el tratamiento oral no será efectivo porque la bacteria o gérmenes se diseminan por la sangre», destaca de las complicaciones por infecciones sistémicas que pueden desencadenar un shock séptico que inflama, dañando tejidos y órganos vitales. Son casos que pueden ser mortales y siendo más vulnerables ante comorbilidades que interfieren en el sistema inmunológico, dejando al organismo sin defensas contra enfermedades.


Reitera el peligro de automedicarse contra virus que inicialmente hasta pueden ser controlados con antialérgicos, determinados antivirales u otros medicamentos, según el especialista tratante. De hecho, no puede desestimarse la prevalencia endémica de la tuberculosis.
Las bacterias resistentes sólo terminan causando mayor daño pulmonar y hace a los pacientes más vulnerables.
Ambas especialistas recuerdan las medidas de prevención que desde principio de noviembre fueron emitidas por la Sociedad Venezolana de Infectología, debido a la circulación habitual de estas afecciones a final de año.
Destacan la aplicación de vacunas neumococo en niños e influenza anual, principalmente en grupos de riesgos como niños menores de 5 años, adultos mayores y aquellos con enfermedades crónicas, como diabetes, cardiopatías, infecciones respiratorias e inmunosuprimidos.


