Luis Felipe Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Una atípica pero muy emotiva ceremonia se vivió este sábado 31 de octubre en la de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá durante la tradicional bajada de La Chinita.
La misa que inició a las 5 de la tarde, estuvo marcada por el sentir zuliano, y las gaitas como de costumbre dijeron presente.
La Reliquia descendió por un tobogán de unos 10 metros, a diferencia de los 60 metros de años anteriores y que la han llevado hasta el pórtico del templo.
José Luis Azuaje Ayala, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, encabezó la misa cumpliendo con los protocolos de bioseguridad en medio de la pandemia de COVID-19 que en la actualidad azota al mundo.
«Debemos estar conscientes que la Virgen no solo baja para ser homenajeada sino para hacernos tomar conciencia de lo que hemos hecho con nuestra tierra, nuestra historia regional, nuestras instituciones, las familias, la política, la democracia, la economía y hasta con la religión. La Virgen baja para compartir como Madre y compañera de camino, demostrémosle un corazón sensato. Su deleite son nuestras verdades, no las hipocresías», dijo el líder religioso.
El monseñor llamó a la sensatez con la imagen y pidió a la colectividad asumir lo que les toca en el servicio de valores como la justicia, la paz y el amor.
Asistieron al templo 166 personas, entre ellos 16 sacerdotes invitados y entre las autoridades civiles estuvieron el gobernador Omar Prieto y la primera dama, Jessica Lucena; el secretario de Gobierno, Lisandro Cabello, y los alcaldes de Maracaibo y Mara, Willy Casanova y Luis Caldera, respectivamente, junto a Selene Estrach y Roselyn de Caldera.