Redacción | LA PRENSA DE LARA.- Un extenso programa religioso en honor al Dr. José Gregorio Hernández se cumplió en la diócesis de Trujillo. Las actividades habían iniciado el pasado 12 de octubre y cerraron con efusivas manifestaciones de fe y devoción en el pueblo natal médico de los pobres el martes 26 con una fiesta litúrgica del beato y celebración de los 157 años de su nacimiento.
A las seis de la mañana del día martes repicaban alegremente las campanas del santuario, mientras un mariachi cantaba las mañanitas al Dr. José Gregorio Hernández junto a los hijos de Isnotú, para dar comienzo a las misas en el templo Niño Jesús del santuario y atender a los peregrinos que iban llegando en gran número. La agrupación «Rumberos del Pueblo» amenizaba con sus melodías de música de viento cada evento y recorrían las calles del pueblo. Hubo también música andina con cuatro y violín al estilo campesino con la agrupación «Los Turpialitos de Loma del Medio» (de La Quebrada de Urdaneta).
Desde la ciudad de Valera partió una carroza, hermosamente decorada, con la imagen del beato y acompañamiento de música católica, para mantener la costumbre del tradicional recorrido.
Y por fin llegó el momento de bendecir la imagen del beato: una bella obra realizado por el escultor Hugo Barrueta en Valencia que despertó la admiración de muchos por su buen acabado y dignidad. Esa imagen, basada en la figura de mármol que está en la entrada del santuario, tata de presentar la iconografía del beato como cristiano católico y persona dedicada al bien. El padre Rubén Delgado, Vicario General de la Diócesis, junto al grupo de sacerdotes presentes, bendijo la imagen en la llamada «casita de oración» lugar donde nació el beato.
A continuación salió la procesión de entrada para la santa Misa, hacia el hermoso altar que se preparó en la plaza José Gregorio Hernández frente al templo parroquial; delante iba la reliquia y al imagen del beato. Un importante grupo de presbíteros acompañaron la solemne celebración presidida por el presbítero Rubén Delgado. En la plaza una gigantografía de sus padres adornada el lugar pues allí estaba el templo antiguo y en ese lugar reposan los restos mortales de Benigno y Josefa Antonia.
Asistieron al evento representantes del pueblo de Isnotú, autoridades regionales y nacionales, representantes de la sociedad civil y de los partidos políticos y una delegación de peregrinos. La coral Nuestra Señora del Rosario de nuevo amenizó los cantos litúrgicos con gran calidad artística. Los trabajadores de los medios de comunicación social también hicieron acto de presencia. Por medidas de bioseguridad unas 250 personas participaron en el evento pero en los alrededores una gran cantidad de peregrinos se apersonaron para participar de la Santa Misa.
El Vicario General presentó las salutaciones en nombre del obispo José Trinidad Fernández Angulo, quien goza de buen estado de salud pero guardando el debido reposo. En su homilía, el presbítero propuso amplia y detalladamente las virtudes del beato como un llamado a todos los presentes para que, conociendo esa intachable vida, imitemos en la práctica los auténticos valores personales, familiares, humanos y cristianos del Dr. José Gregorio Hernández.
Un ambiente de fervor reinaba en el lugar. El caprichoso clima de Isnotú oscilaba entre el radiante sol, la sombra de las nubes y la tenaz llovizna que intentó bajar cuando ya terminada la Eucaristía.
Antes de la bendición final un pequeño niño del pueblo, Yender García, trajeado como vistieron a José Gregorio el día de su confirmación cuando tenía tres años, recitó un hermoso poema sobre la infancia del beato.
Al salir la procesión de los sacerdotes intervino el grupo local «Isnotú en Gaitas» interpretando piezas musicales en honor al Dr. Hernández.
Mientras todo esto ocurría los devotos entraban al santuario y hacían su respectiva y respetuosa «cola» para pasar por el «cuartico de oración» donde nació el beato a hacer sus oraciones. Una gran cantidad de ellos se habían trasladado espontáneamente a pie desde la ciudad de Valera y pueblos vecinos.
Durante la tarde y guardando las medidas de bioseguridad, hubo varias misas en el santuario para atender a los devotos presentes. La Misa solemne del pueblo se celebró a las 5: 00 pm y fue presidida por el párroco. Culminada la eucaristía se llevó a cabo la segunda procesión con la imagen el beato por las calles de su pueblo.
En esta ocasión el recorrido incluyó las dos calles que existían en la época del beato pero la participación fervorosa del pueblo católico de Isnotú hizo muy nutrida y solemne este acto de fe popular. Hombres y mujeres se turnaban para llevar en hombros la imagen el paisano. Los cantos religiosos que interpretaba la música de viento hacían del ambiente una hermosa experiencia de fe. Casi a las ocho de la noche cerraba el acto frente a la «casita de oración». Allí, delante de las dos preciosas imágenes del beato, la que salió en procesión y la de mármol que se venera en el santuario, la feligresía cantó el cumpleaños feliz para su querido paisano ahora beato.
Con información de Nota de Prensa