La dirigente conservadora Sanae Takaichi, militante del Partido Liberal Democrático (PLD) en el poder, logró este martes un hito histórico al ser nombrada la primera mujer Primera Ministra de Japón. La victoria se concretó tras obtener el triunfo en la votación celebrada en la Dieta, el Parlamento nacional, para la designación del cargo.
El portavoz de la Cámara Baja del Parlamento, Fukushiro Nukaga, anunció el resultado del escrutinio confirmando que Takaichi había sido seleccionada como la nueva jefa de Gobierno del país.


La nueva líder de 64 años materializó su ambición de larga data después de dos intentos fallidos previos. Su designación se produce en un momento de transición política tras la dimisión del anterior Primer Ministro, Shigeru Ishiba, de 68 años, quien dejó el cargo en septiembre debido a los resultados adversos en las urnas que provocaron la pérdida de la mayoría de la antigua coalición en ambas cámaras de la Dieta.
Esta situación forzó unas primarias dentro del PLD el pasado 4 de octubre, en las que Takaichi, vista como un perfil del ala dura de la formación, resultó vencedora en la segunda ronda.
Un destacado recorrido de Sanae Takaichi
La líder, oriunda de la prefectura de Nara y con un pasado diverso que incluye ser exministra, presentadora de televisión, e incluso baterista de una banda de heavy metal, enfrenta ahora la ardua tarea de dirigir no solo a su partido, que busca recuperar la confianza perdida tras varios escándalos, sino también a una nación lidiando con problemas como las bajas tasas de natalidad y una creciente complejidad geopolítica.
Su inspiración política se remonta a la década de 1980, motivada por la fricción comercial entre Japón y Estados Unidos, lo que la llevó a trabajar con la congresista estadounidense Patricia Schroeder para entender mejor las perspectivas de Washington sobre su país.


Las propuestas políticas de Sanae Takaichi están profundamente influenciadas por sus experiencias personales y familiares. Durante su campaña, se comprometió a permitir que los honorarios de las niñeras fueran parcialmente deducibles de impuestos y a ofrecer exenciones fiscales corporativas para aquellas empresas que proporcionen servicios de cuidado infantil internos.
También ha prometido ampliar los servicios hospitalarios para la salud femenina, otorgar mayor reconocimiento a los trabajadores domésticos y mejorar significativamente las opciones de atención para la creciente sociedad japonesa que envejece.