La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha declarado hoy la Ruta Colonial de Panamá como Patrimonio Mundial. Este reconocimiento subraya la profunda relevancia histórica de un trayecto que, durante siglos, fue fundamental para el flujo de riquezas entre América y Europa, sentando las bases para la futura construcción del Canal de Panamá.
Entre los siglos XVI y XIX, el Imperio Español utilizó el istmo panameño como un corredor estratégico para el transporte de bienes provenientes de Asia y América con destino a Europa. Este trayecto, una ingeniosa combinación de caminos terrestres y rutas fluviales, facilitaba el movimiento de mercancías desde la costa del Pacífico hasta el Atlántico, empleando tanto recuas de mulas como embarcaciones fluviales.


Patrimonio Mundial siempre ha tenido un gran valor
El valor de esta ruta comercial era inmenso. El oro y la plata de los actuales Perú y Bolivia convergían en Panamá, mientras que especias, porcelanas y telas llegaban desde Filipinas. Para salvaguardar este invaluable flujo de productos, la corona española erigió una serie de fortificaciones coloniales a lo largo de la ruta, según explicó el historiador y catedrático panameño Celestino Araúz. Araúz enfatizó que la Ruta Colonial era «importantísima para el comercio internacional de la época», permitiendo a España abastecer a sus colonias con manufacturas europeas y, a su vez, obtener productos americanos esenciales para la industria en España y el resto de Europa.
Las estructuras clave que conforman esta Ruta Transístmica Colonial incluyen, en la costa del Pacífico, las ruinas de la primera capital y el Casco Antiguo de la actual Ciudad de Panamá, ambos testimonio de la arquitectura y planificación urbana de la época. En la región caribeña, destacan las imponentes fortificaciones de la ciudad portuaria de Portobelo y el Fuerte San Lorenzo, puntos estratégicos esenciales para la vigilancia y protección del vital comercio interoceánico.
Este nombramiento no solo celebra un pasado glorioso, sino que también impulsa la conservación del patrimonio y el turismo histórico en Panamá, invitando al mundo a descubrir un capítulo fundamental de la historia global.

