María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Buscan la arepa de cada día. En las calles y principales avenidas de Barquisimeto se puede ver en cada esquina comerciantes informales que instalan tarantines para vender cualquier tipo de rubro en aras de obtener mayor ingreso económico.
Café, chucherías, empanadas, cigarros y jugos son algunas de los productos que los vendedores ofrecen para comprar una harina o cualquier otro rubro que les alcance, según las ventas del día. Al pasar por las calles se puede ver una mesa con una sombrilla, mientras que otros buscan la sombra de cualquier árbol para protegerse del sol.
Las personas buscan los puntos estratégicos por donde pase mayor número de personas. «Yo antes estaba en el este, pero eso por ahí quedó solo y preferí mudarme», contó Silvia Cruz, quien hoy está ubicada en las adyacencias del Hospital Central ofreciendo chucherías, galletas y llamadas telefónicas. Detalló que por lo menos le da para comprar una harina al día.
Todos los vendedores concuerdan que las ventas no están como quisieran, pero la idea es salir a la calle a trabajar para buscar para la comida. «A veces no se vende nada», dijo Eduard Huérfano, quien también está ubicado por el hospital.
Al pasar por el terminal de pasajeros e incluso por el centro de la ciudad, también se ven las mesas con las sombrillas de los vendedores, unos con café, otros tienen tostones y cigarros, pero hay quienes también ofrecen servicios como, por ejemplo, reparación de celulares o limpiar zapatos.
En avenidas como Las Industrias, la Venezuela y la Vargas, también se pueden ver personas que colocan su puesto. «Yo soy maestro de obras, pero tuve un accidente y no he trabajado más y tuve que salir a la calle a vender, porque algo tenemos que hacer para buscar el dinero para la comida», contó José Gil.
El hombre detalló que la pensión no alcanza para nada y él junto a su esposa buscan la manera de tener un ingreso extra, porque la situación económica está difícil. Gil precisó que el día de ayer solamente había vendido Bs. 2 y con eso no paga ni dos pasajes, «pero hay días en los que vendo cinco dólares y más», insistió en que a pesar que las ganancias no son muy buenas ni altas, tampoco se pueden quedar en sus casas.
El tema del efectivo sin duda alguna afecta a estos vendedores informales, porque hay quienes van por un café que ronda los Bs. 1, pero no cuentan con los billetes para cancelarlos porque los prefieren dejar para los pasajes, a pesar que aceptan transferencia no todos tienen un celular inteligente.
Hay quienes tienen sus locales o sus kioscos, pero han decidido moverse hacia zonas más céntricas y concurridas para poder tener mayores ventas, aunque hay otros que sacan una mesa y una silla al frente de sus casas y se instalan a vender cambures, plátanos y chucherías, y con eso ganan algo al día para poder comer y mantener a su familia, en especial quienes no tienen trabajo formal.