María Betania Jordán | LA PRENSA DE LARA.- «Trabajamos es para comprar la comida» es lo que dicen los vendedores que aceptan trueques y cambian su mercancía o servicios por cualquier producto que va desde víveres hasta charcutería.
Los vendedores añaden que la gente siempre va lista con cualquier kilo de comida, en especial los que viven en zonas lejanas o foráneas a la ciudad de Barquisimeto. Por ejemplo el queso, suero de cabra e incluso las artesanías son productos por el cual llevan a cambiar en el centro.
Julio Gil, quien es vendedor informal en el centro y quien tiene una variedad de mercancía en chucherías dice que mucha gente de Carora y zonas cercanas llegan a cambiarle mercancía «me han traído hasta artesanía, carritos en madera, queso y yo los acepto» dijo el hombre, quien contó que ambos necesitan y aprovechan.
Gil cuenta que la mayoría son personas que buscan las chucherías para revenderlas, pero como no tienen dinero para invertir prefieren hacer trueques y cambiarlas. Esos casos se ven con más frecuencia en la semana de flexibilización.
Las personas que se dedican a la venta de repuestos usados, productos de limpieza como cloro y jabón y hasta panes o galletas también aceptan productos como forma de pago, pues cuentan que no dejarán ir un cliente solamente porque no tengan para hacer una transferencia o no cuente con dólares.
Quienes ofrecen un servicio también aceptan trueques, por ejemplo zapateros, plomeros, pintores y cualquier otro oficio, pues aseguran que trabajan para comer.
El trueque o el cambio dependerá del valor del servicio o el producto. Por ejemplo si una reparación de un zapato ronda un dólar, el zapatero acepta un producto equivalente a ese precio, si son dos dólares debe ser la misma cantidad. Sin embargo hay unos que tienen menos y también se los reciben, pues dependerá de la disponibilidad.
Las personas dicen que es una manera en la que se pueden ayudar todos, porque hay personas que llegan con granos, otros con productos de aseo personal y hasta de limpieza.