Osman Rojas| LA PRENSA.- Sólo la brisa hace ruido en un patio que está lleno de monte. El inclemente sol que hay en el lugar hace lucir mucho más vacío el centro médico. “Aquí estamos los que queremos a El Pampero”, dice una enfermera sorprendida por la visita de un medio de comunicación.
“Hay días en los que toca traer comida, jabón o bolsas de las que tienes en la casa para echarle una mano a estos enfermos”, comenta la trabajadora mientras intenta graficar el abandono en el que se encuentra el hospital psiquiátrico.Ubicado en el kilómetro 19, vía Duaca, el único centro de salud mental que hay en el estado ha sido olvidado por las autoridades gubernamentales.
Los cimientos de El Pampero siguen de pie por el corazón de sus trabajadores y es que, hasta los familiares de pacientes hospitalizados se han olvidado de la institución.“¿Fenobarbital?, ¿qué es eso?”, dice con ironía el doctor Wilfredo Mendoza, director de El Pampero cuando se le pregunta por la dotación de psicotrópicos.
No recibimos desde hace un año medicamentos para la convulsión y los pocos familiares que nos quieren apoyar tampoco traen”, continúa el especialista.
El doctor cuenta que desde hace tres meses el centro médico no es dotado. La última vez que el Ministerio de Salud envió medicamentos lo hizo por medio de Sefar y en esa oportunidad El Pampero recibió antibióticos, antialérgicos y material médico.
“Nos mandaron insumos como si aquí funcionara un ambulatorio y no un centro especializado”, lamenta. Este martes es el día de la salud mental y en El Pampero son más los llantos que las alegrías.