viernes, 22 noviembre 2024
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Se desata la violación de la cuarentena

Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.-& ;Mientras el gobierno lleva 32 días anunciando la campaña «Quédate en Casa», las calles de zonas comerciales y populares de Barquisimeto parecen un hervidero de gente.

La cuarentena social que ha intentado radicalizar el Ejecutivo nacional restringiendo el acceso al combustible, no ha frenado a quienes viven de la economía informal o a los que tienen hambre, que corren todos los riesgos de contagio impulsados por distintas necesidades económicas y además tienen que lidiar con la vigilancia de funcionarios de seguridad que aplican confiscaciones y el cobro de vacuna para permitirles trabajar.

Mariana Colmenárez desde hace un mes duerme poco y come cada vez menos. La angustia la ataca cuando sus tres hijos menores de 10 años le piden comida, porque la arepa sin ningún tipo de relleno que les puede dar cuando llega de trabajar a las seis de la tarde nos los termina de llenar.

Ella se ha visto obligada a improvisar un tapaboca de tela y salir a caminar desde el barrio San José hasta el centro, recorriendo la avenida 20 y carrera 21 por horas. Su meta es reunir al día 300 mil bolívares que le alcanzan para comprar un kilo de harina y otro de arroz para calmar la necesidad.

«No me puedo quedar en casa si en la nevera no tengo nada que comer«, confiesa esta madre. Lleva dos años viviendo de la economía informal, pero nunca le había tocado tan duro como ahora. Antes lograba reunir el equivalente a 50 dólares semanales, ahora a la gente le cuesta pagar Bs. 15 mil por un vasito de café en un escenario donde el efectivo escasea.

Según la encuesta Condiciones de Vida (Encovi) que desarrollan la UCV, UCAB y USB, a finales de 2018, siete de cada 10 personas dependían de un empleo informal, y 87% vivía en pobreza extrema. Honorio Hernández, de 70 años, es parte de los que engrosan esa cifra en cuarentena.

Ha tenido que salir a vender chupetas y lapiceros en El Manteco y alrededores del mercado Terepaima, para que su esposa, paciente con cáncer no se debilite más. «La clave es no quedarse en un mismo sitio, porque los guardias y los policías andan corriéndonos, matraqueando o hasta pidiendo la plata», argumenta.

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