Joelis Sosa | LA PRENSA.- “Quedé con el ojo pelado y la boca abierta cuando el chofer me dijo el precio del pasaje. Mi reacción fue gritar: ¡me deja por aquí!”, rezonga Mary Campos, quien cuenta que el pasado lunes estaba en la avenida Vargas con 22 y se montó en un rapidito para ir a su casa -cerca de Metrópolis- pero se bajó a las dos cuadras porque el precio del pasaje excedía cinco veces su precio real.
Campos cuenta que esta no es la única vez que ha visto esta irregularidad, pues desde diciembre del año pasado los rapiditeros “cobran lo que les provoca”, por ello agarró la costumbre de preguntar al montarse en los carritos y así evitarse un disgusto. La tarifa real en recorridos dentro del municipio Iribarren es de 140 bolívares los días de semana hasta las 7:00 pm, mientras que los fines de semana o feriados está en Bs. 160.
Este descontrol tiene incómodo a los guaros, pues aseguran que “no hay quien los controle”. La situación no sólo se ve en el oeste de la ciudad, porque quienes viven en la parroquia Unión señalan que deben pasar el pasaje “completico”, porque de lo contrario no les dan el vuelto. “Siempre cargo los 140 porque si paso 200 bolos me debo olvidar de los otros 60 bolívares”, explica Rosa Guevara.
Esta mujer cuenta que para Pavia cobran 300 bolívares siendo un recorrido corto. Muchos guaros se quejan del abuso y señalan que los precios van desde 300 a 800 bolívares.
Quienes se dirigen al este de la ciudad también tienen quejas, un rapidito que va hasta El Ujano cobra 200 bolívares, durante el día y en las noches a partir de las 7:00 pm Bs. 300. “A cada hora van incrementando el pasaje va de 300 a 800 bolívares”, comenta Mariángel Rojas, una ama de casa que explica que a las 7:00 pm ajustan la tarifa y por hora le suben Bs. 100 sin pensar en los usuarios.