Arturo López | LA PRENSA.- Iribarren y Palavecino son los municipios de Lara donde los ranchos se han proliferado de una manera impresionante. La necesidad de una vivienda ha convertido la situación en una anarquía y las promesas del gobierno, en muchos casos sin cumplir, han generado que las ocupaciones ilegales incrementen.
El síndico de Palavecino, Jesús Alvarado, indicó que en lo que va de 2017 han contabilizado más de 20 invasiones mientras que 2016 lo cerraron con 50 ocupaciones, es decir, se podría duplicar la cifra al cierre de año.
Pero el número final no es lo que le preocupa al síndico, pues acota que lo que más genera inquietud es la instancia jurídica en la que se encuentran varias demandas que han introducido la alcaldía por diferentes lotes de terrenos. Detalló que las querellas han quedado a la deriva porque no tienen mayor información al respecto y las personas siguen habitando las tierras, construyen y al tiempo se constituyen como sector.
“Dependiendo de la cualidad jurídica de los lotes de terrenos, se denuncia ante la fiscalía de invasión a las personas que estén ocupando los terrenos que sean del municipio, recordando que invadir es un delito, pero nosotros no podemos, en un principio, calificarte como delincuente y después premiarte o reubicarte por una situación que tú mismo ocasionaste”, aseguró.
Acotó que los casos de reubicación puede proceder es cuando ya las personas estén asentadas y se encuentren en una situación de riesgo. Tal es el caso de Luisa García quien tiene más de 9 años viviendo en una invasión en la calle 12 entre carreras 16 y 17. La mujer comentó con tristeza que hay familias como la de ella que llevan casi una década esperando por la Gran Misión Vivienda.
“Ellos vinieron, tomaron declaraciones, los datos de todos los que viven aquí y ya, no hicieron más nada, cada vez que vienen es lo mismo” soltó desesperanzada la mujer que espera una vivienda.
El vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Lara, Julio Gutiérrez indicó que las invasiones dañan las planificaciones que tienen los diferentes organismos de servicios en la región pues “esto trae son problemas pues cuando se produce una ocupación, los habitantes empiezan a hacer protestas pidiendo los servicios básicos, para los cuales estos ya tienen previstos una planificación y no se dan abasto” comentó.
El especialista también indicó que en 2016 tuvieron una reunión con los concejales de Iribarren, en donde el colegio les envió un informe sobre las zonas donde prevalece el mayor riesgo para las invasiones y hasta hoy este informe no ha sido aprobado.
Según el arquitecto Ángel García, la ranchificación de Iribarren es tan desproporcionado que ya está colindando con zonas donde debería haber producción agropecuaria y son las limítrofes con Jiménez, Morán, Crespo o Torres. Detalla que son 9 mil hectáreas de Iribarren que han sido ocupadas en los últimos 15 años donde lo que abunda son ranchos y nadie hace nada por reubicarlos o desalojarlos.
“A cada lado de la carretera, en los sectores en donde deberían haber áreas de siembra, como invernaderos o granjas se encuentran ranchos o terrenos invadidos” acotó con cierto asombro García.