Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.- Devastadoras. Así son las consecuencias que han generado para los productores de leche y queso del país, las férreas restricciones para abastecerse de combustible, que ha impuesto el gobierno desde hace 29 días, cuando instauró una cuarentena social tras la llegada del COVID-19 a Venezuela. Cada finca lechera del país está perdiendo el 50% de su producción diaria, al no poder transportarla hasta la industria o comercios que hoy lucen desabastecidos de estos alimentos.
«En Venezuela si no nos mata la enfermedad, nos va a matar de hambre el remedio», es la conclusión a la que llegan productores consultados quienes angustiados relatan que hacen de tripas corazón para obtener algo de ganancias. Andrés Kowalski, investigador del Observatorio del Circuito Lácteo (Oclac) que monitorea 95 mil productores en el país, asegura que durante los primeros 15 días de cuarentena el 7,5% de esos productores, es decir 7.125 productores, señalaban que habían parado el ordeño y preferían dar la leche a los becerros antes que se les dañara, ante la imposibilidad de refrigerarlas por largo tiempo.
El 92% restante (87.400 productores), trabajaban tan sólo al 40% de su capacidad, dando menos alimentos concentrado y pasto a las vacas para que den menos leche, que terminan vendiendo en las mismas zonas rurales donde están las fincas, o fabrican quesos que pueden conservar por un lapso mayor a una semana, hasta que lo puedan vender o utilizar de trueque para el pago de insumos de otros alimentos.
Así le ocurre a Cecilia Montesinos, propietaria de una finca lechera en municipio Morán, quien tiene tres semanas sin gasolina para ir a buscar alimentos para su rebaño y actualmente vive de las pocas reservas que logró adquirir antes que el coronavirus llegara al país. Diariamente producía 300 litros de leche, un promedio de 15 litros por vaca, ahora genera 180 litros por día.
«No tenemos la capacidad de aguantar tantos días de cuarentena, la incertidumbre aumenta cuando el gobierno anuncia que el confinamiento se extenderá por 30 días más». Contó que si antes por cada litro de leche que producía una vaca le daba 300 gramos de alimentos concentrados a base de maíz y sorgo, ahora ha disminuido la cantidad a la mitad.
La falta de gasolina también la ha limitado para movilizarse a otra localidad para conseguir medicinas para su rebaño. «Es que ni los proveedores que tienen los minerales necesarios para la alimentación del ganado o las vitaminas para su cuidado han podido viajar a auxiliarnos», reseñó.
Estancados
Andrés Kowalski, de Oclac, indicó que el país ha dejado de producir 344 mil litros de leche por día debido a la escasez de gasolina, eso equivale al 8% del total generado a principios de marzo cuando el estimado de producción fue de 4 millones 300 mil litros diarios.
«Ya había una merma en la producción por el período de sequía«, señaló al resaltar que hasta noviembre de 2019 cuando culminaron las lluvias, en Venezuela se produjeron 5 millones 600 mil litros diarios, es decir, 48% más que en la actualidad.
«Con los días la situación empeorará. No sabemos si al cierre de esta semana la paralización del sector lechero sea total, eso dependerá de la resistencia de cada productor y de la cantidad de gasolina que logren obtener», dijo.
Armando Chacín, presidente de Fedenaga, indicó que desde el pasado 17 de marzo, el gobierno sólo ha atendido con gasolina al 17% de los productores de leche y queso del país.
«De un total de 120 mil productores, sólo una ínfima parte ha podido acceder a 40 litros de gasolina una sola vez en 29 días. Tan sólo se ha destinado el equivalente a dos cisternas de Pdvsa para el sector agropecuario», alertó. Asegura que los afiliados a Fedenaga cubren la demanda del 35% del consumo de leche en el país y el 40% de la carne.
Destacó que una finca productiva necesita entre 500 y 800 litros de combustible diarios para operar a tope. «El 80% de esa cantidad lo requieren en gasolina que permite mantener las máquinas de ordeño, las plantas del riego para el pasto, mover los tractores y mantener las bombas de extracción de agua en los pozos y las plantas eléctricas», señalando que el campo lleva más de un año sufriendo un racionamiento severo de agua y electricidad. El otro 20% restante lo requieren en gasoil, y es exclusivo para el transporte de alimentos.
«El hambre que provoca el gobierno con estos controles absurdos por la gasolina causarán estragos en la población, está situación deja muy vulnerable a los ciudadanos para enfrentar nutricionalmente el coronavirus», expresó Chacín.
Exige a su vez que se dote con combustible a los demás eslabones económicos, la industria y el comercio también sufren los mismos males. «Hacemos lo imposible para garantizar los alimentos, pero ya en los anaqueles de los supermercados lo que está quedando es la reserva», alertó.
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