Ana León | La Prensa.- Habitantes de comunidades del oeste, norte y este de Barquisimeto se les hace pesada el agua que consumen y no es por la cantidad ni la calidad, sino por el precio que pagan en la actualidad.
Quienes dependen de la distribución por cisterna tienen que cancelar cada tres o cuatro días 40 mil bolívares para llenar 4 pipas (que son 800 o 900 litros cada una) cuando en julio de 2017, según sondeo que realizó La Prensa en esa oportunidad, para cargar la misma cantidad se necesitaban apenas bs. 16 mil (cada pipa salía en Bs. 4 mil)
Para Shirley Díaz, vocera del consejo comunal de Roca de Dios ubicada en el oeste de Barquisimeto, se le hace cada día más difícil comprar el agua para abastecer sus recipientes. De hecho, en algunas ocasiones ha tenido que rechazar a los cisterneros por los altos costos.
Shirley no sólo usa el agua en su casa, sino que todas las mañana le da un tobito a su vecino del frente que tiene tres meses desempleado para que se lave la cara y cepille los dientes.
La comunidad Roca de Dios no cuenta con tuberías de agua por más que han enviado los oficios pertinentes a Hidrolara y a pesar de que todos necesitan el vital líquido, no todos pueden pagar las pipas.
“Ahora aquí piden el tanque es por encargo”, comentaba Shirley con resignación, pues de las 93 familias que habitan en la comunidad, aproximadamente unas 15 son las que pueden pagar el cisterna cuando se les acaba el agua en la casa.
El incremento que le han aplicado los cisteneros al agua se debe es a dos razones: el costo de los repuestos y cauchos para los camiones, además del factor inseguridad, pues en muchas comunidades son abordados por decenas de personas que los obliga a desviar sus rutas hasta el punto en que les lanzan piedras a los vidrios.
Richard Peña, un cisternero particular, explica que actualmente el gremio ofrece sus servicios a “precios solidarios” con una tarifa única de 10 mil bolívares, pero acotó que posiblemente aumenten si la inflación del país sigue “ahogando” a todos los conductores.
“La gente no se debe quejar tanto porque un cistenero particular puede cobrar entre 20 mil y 30 mil bolívares por viaje para llevarles agua y sin embargo, ese precio no es suficiente para poder mantener los camiones”, soltó el hombre al tiempo que argumenta que los cisteneros quisieran poder llevarle agua a todas las comunidades que necesitan, pues conocen sus padecimientos, pero la crisis ya no los deja aportar el “llenado gratuito” que en años anteriores se hacía.
Compran salada
Una opción un poco riesgosa que toman algunas familias de comunidades consultadas por La Prensa es que para ahorrarse un dinerito compran agua salada, pues su precio está en ocho mil bolívares. Sin embargo, no todas las personas compran este tipo de líquido, pues no conocen su origen.
Lisbeth García, habitante de la comunidad Victoria en Cristo ubicada vía Tamaca al norte, compra pura agua dulce y recarga botellones de agua para el consumo de su casa. Semanalmente, Lisbeth puede llegar a gastar casi 30 mil bolívares sólo en agua.
La recarga de los botellones también se ha convertido en una opción preferida para muchos de los vecinos, quienes tampoco aguantan la pela de estar pagando por cada recipiente hasta 20 mil bolívares (de las marcas como Varyná o La Mata).
En un recorrido que hizo este equipo periodístico, se constató el incremento de locales que ofrecen el lavado de botellones y la recarga tanto en Palavecino como en el este de Iribarren, y todo este servicio puede costar un total de 6 mil bolívares.