Con profunda alegría y gratitud, la Arquidiócesis de Barquisimeto celebra la imposición del Palio Arzobispal a su pastor, Monseñor Polito Rodríguez Méndez. Esta solemne Eucaristía, presidida por su santidad el Papa León XIV, tuvo lugar en la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, Apóstoles, en la Ciudad del Vaticano.
El Palio, un distintivo litúrgico, simboliza la autoridad metropolitana del Arzobispo y su profunda comunión con el Sucesor de Pedro. Durante la emotiva ceremonia, el Santo Padre bendijo estos palios antes de imponerlos a los nuevos arzobispos de todo el mundo. Entre ellos, cuatro prelados venezolanos fueron honrados: Monseñor Ángel Caraballo (Arzobispo de Cumaná), Monseñor Jesús González de Zárate (Arzobispo de Valencia), Monseñor Raúl Biord (Arzobispo de Caracas), y el propio Monseñor Polito Rodríguez Méndez, Arzobispo de Barquisimeto.
La Arquidiócesis de Barquisimeto manifestó su unión al júbilo que embarga a Monseñor Rodríguez Méndez en este día histórico y que la gracia del Espíritu Santo, recibida por Monseñor Polito Rodríguez Méndez en este día, le guiará para continuar pastoreando a su rebaño con sabiduría y amor.


Homilía del Papa en entrega del Palio Arzobispal
En su homilía, el Papa León XIV invitó a la comunidad a reflexionar sobre la comunión eclesial y la importancia de una fe vibrante, tomando como ejemplo el martirio de San Pedro y San Pablo. El Pontífice destacó que la «fraternidad en el Espíritu» de los apóstoles no anula la diversidad de sus orígenes, enseñando que la comunión es una «armonía de voces y rostros» que respeta la libertad individual.


Asimismo, Su Santidad interpeló a los fieles sobre la vitalidad de su fe, exhortándolos a «salir del peligro de una fe cansada y estática» y a preguntarse continuamente: «¿Quién es hoy para nosotros Jesucristo?». Dirigiéndose directamente a los arzobispos que recibieron el palio, el Papa enfatizó que este signo, además de recordarles su tarea pastoral, expresa su comunión con el Obispo de Roma, garantizando así que cada uno pueda nutrir la fe católica en las Iglesias locales que les han sido confiadas.