Ágatha Reyes | LA PRENSA de Lara.- Un cambio de gobierno por la vía de la negociación, no estaría planteado en el bloque político que aún mantiene el poder en Venezuela. Según el analista Víctor Maldonado, esa es una opción ilusoria en la que erróneamente creen algunos actores de la política venezolana, pero que a su juicio el único resultado que ha generado es «el fortalecimiento del régimen«, mientras que la oposición, encabezada por Juan Guaidó, va quedando desdibujada frente a una población decepcionada al no lograr el cese de la usurpación que desde enero planteó a la ciudadanía.
¿Se justifica que se mantenga el diálogo con la mediación de Noruega?
No. Luego de 20 años de diálogo lo único que se puede tener como resultado, es un régimen más estabilizado y que ha ganado tiempo para tratar de resolver y normalizar el país, mientras que el presidente Guaidó, con el paso del tiempo no ha logrado el cese de la usurpación y va quedando desautorizado y débil ante la opinión pública. Quienes componen estos procesos de negociación son enemigos de la libertad del país y son los adversarios más brutales del presidente Guaidó.
¿Qué hace tan inviable el éxito de las negociaciones?
Las características de este régimen. No permitirán una salida consensuada y negociada, por lo tanto pretender lo contrario es un error de apreciación imperdonable en política y que los ciudadanos no están dejando pasar, porque la caída del presidente Guaidó es la muestra de que la gente no está compartiendo su curso estratégico.
¿Cuál es el mecanismo que ve para solucionar la crisis en Venezuela?
La fuerza, pero aquella que va en cuatro factores. La fuerza moral, institucional, internacional y ciudadana, esto para quebrar la pretensión de legitimidad que tiene este régimen. En medio de esa fuerza, debe haber compasión con aquellos que pasan hambre, enfermedad y así movilizar a la ciudadanía, pero no con demagogia por la crisis. Hay que colocar al país y sus líderes en una situación donde no existan dudas, ambigüedades o coqueteo con el socialismo y se abran las puertas a la cooperación internacional. Debe haber renuncia y denuncia al dinero sucio, enviar un mensaje de propuesta de país diferente y no una renovación de los mismos saqueadores.
¿Qué ha hecho falta en la dirigencia política opositora para enfrentar a Maduro?
Claridad, firmeza y discurso estratégico. Lo que más daño nos ha hecho en la política es la improvisación y la pretensión de un grupo de dirigentes políticos que creen que se la saben todas y la creencia de otros de tener el país en sus manos.
Parecieran que todos esperan soluciones mágicas; por un lado la oposición está dividida y con menos credibilidad, por el otro el gobierno también ha dado señales de división, pero ganando tiempo en un diálogo que parece estar estancado?
Los milagros no van a ocurrir, Maduro no cederá por la vía de la negociación o elecciones. Un régimen como el que tenemos se lucra en un sistema de ventajas, presiones y chantajes no sólo contra los ciudadanos, sino a otros dirigentes que tienen conductas extrañas, como Yon Goicoechea que se lanza a la alcaldía, Henri Falcón de candidato y Capriles generosamente dialogando. Uno sabe que detrás de esto hay extorsión, presiones o chantajes indebidos y ellos tratan de colocar la posición de la política donde les convenga.
¿Qué tan determinante es el apoyo internacional a Guaidó y Maduro para solucionar la crisis en el país?
Maduro es un apartado internacional. Ahora, el apoyo internacional es al país, no incondicional a Guaidó. El debe demostrar que tiene una voluntad verdadera de luchar para que cese la usurpación y debe buscar toda la ayuda necesaria para que eso sea posible y la comunidad internacional no se lo va a hacer fácil, debe dejar ya de un lado procesos de negociación que no lo llevan a ningún lado, aunque a la comunidad internacional le parezca lo contrario.
¿Lo que ocurrió en la OEA de aprobar el mecanismo de consulta del TIAR no escala a un nivel superior la crisis venezolana?
Es parte de la señal que se debe dar. La comunidad latinoamericana tiene claro lo que ocurre, que no sólo afecta a los venezolanos, sino que se convierte en una perturbación continental porque aquí hay de todo, guerrilla, narcotráfico y eso junto a la salida de millones de venezolanos lo vuelve un problema mayor. A eso se le suma que estamos intervenidos por una potencia colonial que es Cuba.
¿Estamos a las puertas de una intervención militar?
Depende del régimen hasta dónde puede llegar la intervención internacional donde se considere incluso el uso de la fuerza militar, porque las sanciones también son especie de intervención. Me gustaría creer que en el plano internacional todas las opciones están sobre la mesa, pero la comunidad internacional está clara que debe conseguir frente al régimen de Maduro algo más que se transforme en una amenaza creíble. En estrategia de conflicto esa amenaza es más que suficiente que mecanismos definitivos. Si el régimen sigue maltratando los derechos de los venezolanos y sigue allanado la participación de los venezolanos muy probablemente se exponga a una presión mayor.
¿El movimiento ordenado por Maduro de las fuerzas militares a la frontera con Colombia no es una provocación para un conflicto?
Lo que hay que plantearse es si esa movilización y la Fuerza Armada Nacional son amenaza creíble para los colombianos, el único que moviliza tropas es el régimen de Maduro los demás no lo hacen.
¿Cree que Maduro es capaz de desatar un conflicto con Colombia para tapar la crisis en Venezuela?
Ese es el último recurso de la canallada política. Michas veces tratan de crear enemigos externos para la unificación interna. No sé si en la posición de ilegitimidad le permiten a Maduro hacer esa jugada con éxito.