Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Un sitial de honor en el turismo nacional tiene el estado Yaracuy, tras la creación del Parque de la Exótica Flora Tropical y Misión Nuestra Señora del Carmen. Tanto criollos como extranjeros quedan flechados por la belleza de sus instalaciones que combinan la vegetación abundante con la sencillez de la arquitectura colonial venezolana. Entre sus tesoros se encuentra el lujoso Hotel Antigua Misión que complementa el proyecto y que es todo un poema visual. Abrió sus puertas el 13 de febrero de 2009 y ofrece tanto confort que se convierte en un refugio sagrado para sus huéspedes.
Según contó la arquitecta, Claudia Rodríguez, encargada de construir la misión de frailes capuchinos y el hotel, esta obra decidieron ampliarla 13 años después de inaugurado el lugar porque los visitantes quedaban maravillados con la historia y el paseo entre flores y árboles ancestrales, al punto de pedir quedarse a descansar.
El hotel se mimetiza con la naturaleza. Los árboles son los grandes protagonistas y rodean sus amplios y luminosos pasillos. Tienen habitaciones sencillas y suites presidenciales que se caracterizan por conservar el diseño de la arquitectura colonial, pero mezclada con toques contemporáneos como ventanas panorámicas para que los viajeros sientan que están durmiendo sobre los árboles y puedan despertar con el canto de los pájaros, el sonido salvaje del bosque tropical y vistas muy generosas. Cada pieza se decora y perfuma permanentemente con ramos de heliconias.
Una de las áreas más llamativas es la piscina que cuenta con una cascada y puede ser utilizada tanto por quienes se alojan y pagan un full day, como por quienes sólo quieran ir a distraerse, bañarse y solearse por unas horas y pasar un buen rato. Grandes y niños pueden además divertirse jugando voleibol acuático.
Las instalaciones de este lujoso hotel tienen una bodega de vinos y dos restaurantes, uno ubicado en el área de la piscina llamado El Trapiche, donde pueden degustar comida rápida y gastronomía venezolana. Hay un restaurante llamado El Monje, que tiene dos niveles, donde se ofrece la gastronomía más suculenta y emblemática de Europa Central y Latinoamérica. Los platillos de langosta, langostino, pargo, churrasco de solomo, tibón, lomito y papas rostizadas son de los más solicitados. Una amplia barra de licores hacen parte de ese ambiente. Sus comensales también disfrutan con los acordes románticos de un piano que no paran de tocar.
Su excelencia, relevancia histórica y ecológica que tiene para Venezuela el Parque de la Exótica Flora Tropical y Misión Nuestra Señora del Carmen lo hicieron merecedor en noviembre del año 2022 del Premio Nacional de Turismo, mención destino tradicional en su primera edición. Galardón que exhiben con orgullo sus trabajadores en el espacioso lobby del hotel.
Visita al museo
Para que los visitantes sigan sorprendiéndose con las maravillas que guarda la misión, existe un museo con una amplia colección de antigüedades, la gran mayoría son objetos, mapas e imágenes religiosas del siglo XVIII, algunos de Venezuela y otros de Europa. A este sitio sólo pueden entrar un grupo reducido de personas acompañados por un guía que explica las reliquias que se exhiben a detalle.
Para conservar algunos documentos antiquísimos, la luz es tenua y se mantienen ventanas y puertas cerradas. Mariling Solano, supervisora del parque, conduce a las personas a un área del museo donde se localizan las primeras monedas de plata y cobre que circularon en la provincia de Venezuela en 1750. «Cada hacendado en la época creaba sus propias monedas, dinero que solamente iba a tener valor dentro de la misma hacienda. Eran conocidas con el nombre de peso negro», explica.
Hay una imagen grande de San Francisco de Asís tallada en madera, era el fundador de la orden franciscana y para los católicos uno de los santos que más devoción despierta. Los turistas son guiados a apreciar pinturas de más vírgenes en tonos pasteles. La tercera vitrina exhibe armamentos de la colonia. Se observa desde un arcabuz (arma de fuego antigua parecida a un fusil), hasta revólveres que funcionaban con pólvora. Una de esas armas, la más deteriorada y oxidada fue parte del hallazgo encontrado en la misión. Se dejan ver varios contenedores de pólvora y astrolabio, primeros instrumentos astronómicos usados en navegación. Hay varias chapas decorativas y estribos, piezas de metal para medir el pie de reyes o personas adineradas.
Solano se detiene sobre un misal o libro litúrgico que asegura tiene más de 300 años, cuyas hojas son de papel pergamino. Las personas se acercan a leerlo, pero no entienden nada porque está en latín. A un lado salta a la vista una pianola, supuestamente hay sólo tres de ese tipo en el mundo. En un estante continuo se muestra la primera cartografía que tuvo Venezuela. En un mapa que tiene escrito la fecha 1820 se deja ver el nombre de la Misión Nuestra Señora del Carmen.
Hay una cruz de madera grande y sobre ella la réplica de la espada de Cristóbal Colón. Simbólicamente, la cruz representa la fe y la espada la fuerza. Aparece otra imagen grande de San Pablo y unos baúles. Se exhibe una casulla sacerdotal con tres flores bordadas en el centro tejidas con hilos de oro, la usaban los monjes para dar misa. Luego hay una segunda habitación dedicada a los indígenas que habitaron la misión y que eran adoctrinados por los frailes capuchinos andaluces que habitaron esa zona.
Hay vasijas de cerámica, utensilios de madera para la pesca y la caza y hasta collares que fabricaban para cortejar a las mujeres. Llama la atención una vitrina que tiene antigüedades arqueológicas que son parte de las ruinas de San Felipe El Fuerte, la primera capital del estado Yaracuy, que fue destruida por el terremoto de 1812. Allí se muestra un cráneo pequeño, la guía comenta que según estudios pudo ser de una niña de seis años, porque los dientes son de leche.
Hay terracotas y en las ventanas colocadas varias coronas de indígenas, llenas de plumas, cada una era señal de una batalla ganada. También se encuentran taparas y purificadores de agua artesanal, pilones de maíz, serruchos, y se exhiben granos de cacao, onoto, tabaco, que eran los rubros que se cultivaban en la misión, zona de gran poderío agrícola. El recorrido culmina con un libro, donde los visitantes pueden plasmar su rúbrica como registro que estuvieron en ese lugar.
Abundan los mitos
Cuando cae la noche, en la Misión Nuestra Señora del Carmen los mitos y leyendas se apoderan de los corredores. Algunos huéspedes aseguran haber visto la figura de un monje flotando por el patio central y la capilla. A veces también pasa de refilón una mujer a la que no le han podido ver la cara, y a las 12:00 a.m. se escuchan las campanas de la iglesia.