Gabriel Grisanti | LA PRENSA.- En la vidriera de una panadería al oeste de Barquisimeto se ven varias fotografías impresas a tamaño carta con fotografías de personas señaladas como choros rondando los pasillos del local. En una clínica muy cerca del Terminal de Pasajeros está una cartelera llamada de forma irónica “galería de especialistas” donde muestran hombres y mujeres que han ingresado al centro médico y no precisamente a ver pacientes.
Esta modalidad de publicar a quienes seleccionan sus locales para cometer sus fechorías se ha transformado en una tendencia en Barquisimeto porque, según quienes realizan esto, espantan a los choros, los rayan ante las personas que van hasta estos sitios, sirve de prevención para todo aquel que los ve y hasta funciona como evidencia para encarcelar a estas personas.
Y es que la instalación de los sistemas de cámaras de seguridad, en diferentes ángulos, ha permitido a propietarios de establecimientos comerciales desenmascarar a
rateros y atracadores.
También sirve para tener un mayor control de todo cuanto ocurra en estos recintos. Cuentan propietarios de los negocios consultados, que las cámaras permite registros precisos de los robos o pérdidas de productos que ocurran, que sirven luego para tener un soporte que sirva a cualquier organismo policial atender las denuncias que hagan los afectados.
La gerencia de seguridad de la clínica ha optado por colocar en la cartelera informativa las impresiones a color de capturas de las cámaras de seguridad de los delincuentes.
De los 10 que aparecen en la jocosa “galería de especialistas”, siete han sido detenidos por la autoridad policial por haberse llevado griferías de baños, extintores de fuego y teléfonos celulares que familiares de pacientes dejan olvidados o cargándolos en la sala de espera.
Incluso, hombres se han hecho pasar como pastores cristianos evangélicos, prometiéndole a las personas un acercamiento con Jehová y al momento en que le piden cerrar los ojos, le arrebatan alguna pertenencia que llevan consigo y escapan del lugar.
Gracias a los sistemas de tele vigilancia, en los últimos cinco años quienes acostumbraban ingresar a la clínica a robar no han vuelto por la zona. Pacientes y sus familiares también están más prevenidos.
Y no solo los choros están pillados, sino que también le meten el ojo a los trabajadores que se llevan artículos de sus puestos.