Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- «¿Cuándo fue la última vez?», es la pregunta que retumba entre los pacientes que acuden a los ambulatorios, al olvidar esa consulta en la que fueron atendidos por el especialista, recibieron la mayoría del tratamiento y hasta lograron realizarse algunos exámenes de laboratorio. Los vecinos se sienten asfixiados por ese 90 % de paralización de la red ambulatoria tradicional en Lara, que denuncia el gremio médico por falta de recurso humano, sin dotación permanente de insumos ni medicamentos y no cuentan con equipos actualizados para retomar los laboratorios. Acertijo que termina en el colapso del Hospital Antonio María Pineda con pacientes que pudieron tener la atención primaria en centros asistenciales cercanos a sus domicilios.
La red ambulatoria tradicional pasó a un tercer plano, considera René Rivas, presidente del Colegio de Médicos de Lara, al señalar que la administración del ejecutivo regional se enfoca más en los Centro de Diagnóstico Integral (CDI) por la pandemia del covid-19 y con mayor interés en los centros centinelas. «Se desconoce la distribución exacta del sistema público, con la incorporación de Barrio Adentro y la Misión Cubana», señala de los 73 existentes hasta la inclusión de los CDI.
Terminan como un cascarón de puertas abiertas en un horario matutino de contingencia, donde resalta Rivas que se desvía el paciente de atención primaria hacia el hospital. Se salta ese peldaño preventivo y los pacientes van directamente a la curativa. «Se trata de un nivel secundario de atención que incide directamente en el colapso del hospital», rezongó de esa situación que se repite con casos ambulatorios e implica cupos o insumos -si se cuentan para ese momento-, en el área de Emergencia.
Todo un filtro
El equipo de LA PRENSA recorrió 8 ambulatorios y 2 alternos por autogestión, en un trecho que va desde el barrio 23 de Enero, ubicado al este de Barquisimeto, hasta Pueblo Nuevo, al oeste de Barquisimeto. «No estoy autorizada para dar declaraciones», fue la respuesta de la doctora Yosmeidys Barcos, coordinadora de la red ambulatoria y es tan literal que se replica en varios de estos centros asistenciales.
Atienden a un promedio de 10 a 40 pacientes diarios, algunos sin un nebulizador para calmar las crisis asmáticas de los pacientes y la dotación de medicamentos no cubre las necesidades básicas del tratamiento de antihipertensivos ni diabéticos, que son los más comunes en estos centros de salud. El servicio de agua potable es inconstante de acuerdo a la dinámica de las comunidades, lo que complica cumplir con las medidas de bioseguridad y mantener aseadas las instalaciones.
Estos centros por falta de personal reducen las consultas de especialistas y acumulan varios años sin servicio de laboratorio bacteriológico. Un área que es esencial para los vecinos, quienes no cuentan con la facilidad para realizarse exámenes tan sencillos, como hematología completa, orina o heces. Situación que los obliga a buscar especialistas en consultas a partir de 30 dólares y extender el presupuesto en una lista de exámenes de laboratorios que puede superar los 15 dólares, de acuerdo a la patología.
Un cronograma pegado en la puerta del ambulatorio de la Ruezga Sur, sector 5, anuncia que la atención es hasta las 12:00 del mediodía. Los vecinos confirman que la médica cubana Graciela Gómez y la doctora Juana Figueroa se dedican a las pesquisas por las tardes. Entre 8 a 10 pacientes asisten a diario para la consulta en general por malestar, por tensión arterial y algunos descompensados en general. Tres embarazadas mantienen el control en Plan Parto Humanizado y tienen varios niños en los chequeos de niños sanos.
Se conoció que algunas lámparas están dañadas, la dotación de medicamentos no es constante con antihipertensivos, para diabéticos y a veces sólo queda en determinados analgésicos. Entre los primeros lotes recibidos en junio de 2021 tenían solución fisiológica, antimicóticos y tratamiento para los ojos. Los lavamanos tienen envases plásticos porque les toca cargar el agua. El servicio les llega 2 veces a la semana y la almacenan en un par de tanques azules. Parte del mobiliario de madera está deteriorado y está dañada una cocina para la pernocta del personal cubano.
Al llegar al ambulatorio de San José, en la entrada principal permanecían varias ramas que estaban siendo cortadas por habitantes de la comunidad. Se apreciaba un tupido matorral y el piso de la entrada estaba sin brillo, mientras algunas láminas del techo estaban forzadas. El personal aseguró que la Alcaldía de Iribarren se encuentra acondicionando el área.
El aviso ya desteñido por el tiempo confirmaba que ofrecían medicina interna, dermatología, otorrinolaringología, urología, traumatología, oftalmología y otros. También incluye laboratorio y rayos X.
Pero una fuente interna, que no permite mayores detalles ni el ingreso al centro de salud, resalta que reciben alrededor de 90 pacientes en medicina general, internistas, ginecología y psicología. Hasta 6 embarazadas diarias acuden por control del Plan Parto Humanizado. Sufren la necesidad por agua en esta comunidad en la parroquia Unión y se mantienen con los 2 cisternas suministrados por el gobierno.
Desde el urbano II «Dr. Ramón Gualdrón», Zaida Galíndez, coordinadora de Enfermería, confirma que pueden atender alrededor de 40 pacientes diarios, es relativa la dotación de medicamentos con casos puntuales para insulinas o metformina. No realizan exámenes y cuentan con el apoyo del laboratorio del programa ITS, ubicado al lado. Tienen el respaldo del programa de la UCLA en implementos de bioseguridad.
Mientras en el tipo I «Dra. Cristina Mendoza», se quedan cortos de espacio y apenas llegan entre 10 a 15 pacientes diarios en medicina general, pediatría y obstetricia. Pacientes a falta de tratamientos son remitidos al 0800Salud. El agua les llega 3 días a la semana. En Pueblo Nuevo fue reinaugurado el ambulatorio, de limpias instalaciones con más de 30 pacientes al día para general y ginecología. Tienen un nebulizador operativo y el otro dañado, además de 3 tensiómetros que ya no están en funcionamiento.
Los vecinos claman por los medicamentos y por la activación de laboratorios.