María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- La calle siempre ha sido la opción de los trabajadores púbicos en Venezuela para exigir respeto a sus derechos; sin embargo, la misma situación económica del país hace que se vean limitados a la hora de asistir a las convocatorias, pues ante los bajos salarios, en ocasiones no tienen ni cómo pagar un pasaje para asistir a las protestas y elevar sus voces de reclamo.
Julio Marín, presidente del Sindicato de Empleados Públicos de la Gobernación de Lara, dijo que ante la llegada de la pandemia las protestas laborales han disminuido; sin embargo, considera que el sometimiento por parte del patrono se mantiene al no ajustar los sueldos a la realidad económica.
«Hay un salario de hambre, nadie vive con Bs.D. 7 y unos bonos, el Gobierno tiene a los trabajadores sometidos a la pobreza», dijo Marín, al señalar que muchos se han visto obligados a recurrir a la economía informal, lo que limita la asistencia a las luchas de calle.
Orlando Chirinos, diputado ante el Consejo Legislativo del estado Lara (CLEL), asegura que adicional al sometimiento el trabajador debe enfrentar la persecución para que no denuncie, se queje o reclame las «pésimas condiciones laborales» en que se encuentra.
Chirinos hizo un llamado al Gobierno nacional para que atienda los diferentes sectores laborales que están siendo golpeados ante los bajos salarios y condiciones de trabajo.
De acuerdo al Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), durante el primer semestre del 2021 se registraron 3.933 protestas para rechazar un salario mínimo, además de solicitar vacunación, equipos de bioseguridad y mejores condiciones laborales. A esas protestas se les une las fallas de gasolina y otros servicios públicos de los cuales carece la población venezolana en la actualidad, como principalmente el agua.