viernes, 22 noviembre 2024
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Covid-19 transita a sus anchas en la avenida 20 de Barquisimeto

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Fin de año de bochinche y enero encerrados por confinamiento, en esa extraña medida del Gobierno que intenta contener y liberar el virus por lapsos. Expertos temen que se repita el precedente del alza de la curva con un coronavirus condimentado de más variantes a dos meses continuos de flexibilidad. Una apertura cuestionada sin el debido control en la exactitud de un cerco epidemiológico, que permita medir realmente en función de los diagnósticos confirmados por PCR y así monitorear el estricto cumplimiento de la prevención por parte de la ciudadanía, que ante el anuncio de una recuperación «efectiva» termina olvidando la prevención y exponiéndose al asistir al trabajo e ir a realizar las compras propias de esta época decembrina.

Ese hervidero de riesgos se evidencia desde las unidades de transporte público utilizadas por la mayoría de larenses, quienes abordan las busetas y —muchas veces— el conductor y colector empiezan por olvidar el uso del tapabocas. El distanciamiento nunca se ha cumplido y por el contrario, mientras se «colabora pegando espalda con espalda en el pasillo» se tiene la esperanza de poder llegar un poco más rápido al destino. La exposición es más acentuada en momentos de lluvia, cuando los usuarios deben subir las ventanas y queda todo empañado. El oxígeno es lo que más falla y la gente tiene pocas opciones frente a la forzada realidad socioeconómica.

Otro espejismo del control que se lleva es al intentar caminar unas cuantas cuadras en el centro de Barquisimeto. La avenida 20 es el lugar más buscado para los estrenos y juguetes, donde se aprecian familias con niños pequeños que terminan ignorando el uso del tapaboca y sin poder avanzar tranquilos, al desconocer el mínimo intento del distanciamiento. Una aglomeración concentrada por el gentío comprando y los vendedores informales que se han multiplicado, al extremo por aquellos itinerantes que andan deambulando con la mercancía en brazos.

«Esto es lo grave de dos meses de flexibilización y la poca responsabilidad de la ciudadanía, al interpretar que se está recuperando de la pandemia», advierte Huniades Urbina, presidente de la Academia Nacional de Medicina, al criticar que esas medidas del Ejecutivo nacional de liberar no han tenido la base sólida de los diagnósticos.

Lamenta esa realidad paralela que ignora los altos índices en países desarrollados, mientras acá ni siquiera se aseguran las burbujas de protección para las celebraciones. «Estaríamos celebrando Nochebuena, mientras en enero estemos enfermos», se adelanta al precedente que se tuvo luego de la apertura de diciembre de 2020 y que terminó de repercutir entre febrero y marzo de 2021.

Si se conociera el promedio real de defunciones diarias de afectados por covid-19, se tendría otro escenario. Según el epidemiólogo, Iván Molina, sigue vigente esa mayor capacidad de infección al tenerse más viajeros y considerando que aún con el plan de inmunización toca seguir cumpliendo las medidas básicas de prevención con el tapabocas, lavado de manos y distanciamiento. «No hemos salido de esto y hasta sabemos del riesgo con los espectáculos musicales, que sin el debido protocolo terminan como una amenaza directa», señala el especialista.

Para el infectólogo, Antonio González Mata, es vital reconocer la importancia de cumplir con el plan de vacunación que puede disminuir los riesgos de una afección severa. Todo como una manera de poder tener resistencia a los tentáculos inflamatorios de un virus que ataca sin distinción.

Pueden caer en un foso sin fondo

Cuando Luzmila Leal, directivo nacional de la organización Médicos Unidos de Venezuela, advierte las consecuencias del descuido, llama al seguimiento desde las instancias epidemiológicas y sanitarias. Entiende que la necesidad de la ciudadanía le obliga a salir a la calle para trabajar o a las compras de la época, pero sin descuidar esa responsabilidad personal de acatar la prevención.

«Toca continuar la vida y asumir el cuidado como parte de esa conciencia para evitar exponerse, así como al resto de la familia», cita al considerar esa amenaza desde lo relativo del comportamiento del covid-19 en cada persona y el costo de la enfermedad. Es más común el pedido de colaboración y hasta organización de campañas pro-fondos hasta para personal médico, frente a tratamientos costosos y de larga duración.

Es tomar la conciencia de la protección, entre los nuevos hábitos de vida y evitar caer en ese foso, al sucumbir en preocupaciones.

 

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