Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Van con las esperanzas de salvar la vida de sus hijos, pero es accidentado. La desesperación cundió a los padres de 12 pacientes oncológicos infantiles en un pasillo del Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga y con uno de los niños de pie bajo el paral de la solución intravenosa. No contaban con una enfermera durante la tarde de ayer para la administración de medicamentos, cuando ya hacen mucho esfuerzo para comprar los insumos.
Madelene Mejías denuncia que ella estaba entre ese grupo de madres que estuvo movilizándose y exigiendo a un profesional de enfermería, por tratarse de 10 pacientes que requieren de la aplicación y vigilancia en hidratación o cualquier otro tratamiento. Mientras que su hija Danilis, de 6 años junto a otro niño de 5 años, seguían esperando por el segundo ciclo de quimioterapia para hacerle frente a la leucemia.
«Esto preocupa demasiado, de paso que nosotros hacemos hasta lo imposible por cubrir tantos gastos», se lamentó y advirtió lo delicado de pacientes que deben cumplir con sus hidrataciones antes, durante y después de las quimioterapias, para evitar daños en el organismo de estos pequeños.
En tono de molestia, Mejías precisa que les piden desde las diversas jeringas, macrogoteros, yelcos y hasta los implementos de bioseguridad para los encargados de aplicar las quimioterapias. Les cuesta hasta comprar las hidrataciones porque son soluciones que pueden costar hasta Bs. 25 y necesitan entre 4 a 8 diarias. Mientras para las quimioterapias deben conseguir leucovorina, a un costo de $17 por unidad y ameritan 16 frascos. Un dineral con el cual no cuentan en presupuesto.
Permanecer sin aire acondicionado es incómodo, así denuncia la señora Anny Sánchez, quien es madre de Darianny de 13 años. «El aire acondicionado se dañó y el calor es fuerte, además que en las habitaciones no permiten ni la ventilación por las ventanas para evitar contaminar a los niños», se quejó de esa situación que desespera a los pacientes, sin tener la opción del aire natural.
Los padres exigen el respeto al derecho a la salud de sus hijos, quienes ya llevan una fuerte batalla para poder reunir el dinero y costear este control médico.