La comunidad de Zanjón Barrera, ubicada alrededor de la calle 16 con carrera 16, al este de Barquisimeto, está atrapada en una emergencia habitacional que se agrava día tras día. Al menos 17 familias viven con el temor de que sus viviendas colapsen, ya que fueron edificadas sobre una zona de alto riesgo, al borde de un precipicio que cede por el agua y movimientos de tierra. Integrantes de las familias claman por una solución.
Los residentes del sector, quienes han vivido en la zona toda su vida, ven cómo sus hogares se deshacen lentamente. Maira Ochoa, una afectada, describió el mal estado estructural de su casa. «Las paredes están todas agrietadas, el techo está muy deteriorado y se puede venir abajo».
Jessica Figueroa, quien reside en una vivienda que está literalmente al borde del despeñadero, dijo que vive con miedo de manera constante, desde hace dos años, por el temor de que su casa se pueda caer por la inestabilidad del terreno.


Se acentúan los problemas en el Zanjón Barrera
La erosión por el agua es determinante porque, cada vez que llueve, la comunidad se inunda lo que profundiza los desniveles y huecos, especialmente se socava el terreno bajo la vivienda de la señora Figueroa. El agua de la escorrentía es tan potente que tuvo que ingeniárselas para evitar mayores daños. «Tuve que construir un muro de contención y aún así, mi casa se inunda a veces».
Por la inestabilidad del terreno, un árbol cayó cerca de su vivienda y los constantes movimientos sísmicos ponen la zona en una situación más delicada, dijo Julio Gutiérrez, presidente del Colegio de Ingenieros del estado Lara. En el patio de la casa de Figueroa, el deslizamiento de tierra hizo que las piedras tapiaran el tubo que ella misma instaló. Las columnas de las paredes de su casa se abren cada vez más. Desesperada, Figueroa ha tenido que colocar cauchos debajo de su casa como soporte improvisado para evitar el colapso.
El problema de inestabilidad está intrínsecamente ligado al manejo hídrico. Aunque la comunidad cuenta con tres canales para drenar las aguas pluviales, el agua que baja con gran velocidad desde la avenida Vargas, al llegar al Zanjón Barrera ha aumentado la erosión del terreno.
Figueroa admitió que le han propuesto opciones de reubicación, pero no logró llegar a un acuerdo. «Ya me han ofrecido salir de acá, pero sin garantías de una vivienda propia». Cansada de que la problemática se reporte sin obtener soluciones, la residente hizo un llamado directo: «Exigimos una solución de inmediato, pero que sean justas las condiciones».
Otro problema que afecta a esta comunidad es el mal estado de la calle 16 que ya no tiene asfalto, impidiendo que los carros o motos circulen por allí con tranquilidad. Además, las amas de casa se quejan porque a sus hogares entra el polvo y hasta piedras desde la calle, que ahora es de tierra.
Sin solución
La desesperación de estos vecinos es inmensa. Ochoa lamentó que, a pesar de las múltiples visitas de funcionarios para constatar la situación, nunca hay respuestas concretas: «Han venido muchas personas a ver nuestra situación y nadie nos dice nada al final».
Lo más preocupante para muchas de estas familias es que no tienen otro lugar adónde ir, si la inestabilidad provoca el derrumbe de sus viviendas.
Los habitantes de las viviendas de Zanjón Barrera, con sus columnas abiertas y sus cimientos inestables, esperan una respuesta humanitaria antes de que ocurra un desastre.


