Jennifer Orozco | LA PRENSA.- “Cuando tuve mi primera hija, hace 11 años, todo era maravilloso. Le compré cuna, corral y coche con el sueldo de un mes. Con las siguientes quincenas le compré la ropa que quise, los pañales de la marca que más gustaban y tenía una colección de fórmulas lácteas. Ahora con esta barriga y la crisis, sólo he podido comprar un paquete de pañales. Da tristeza y dolor”.
Así es el relato de Rosa Morillo cuando recuerda uno de sus dos embarazos. La madre explica que ahora que va a dar a luz por tercera vez conseguir cada artículo es un parto muy complicado.
“Los productos están carísimos y algunos ni se consiguen”, exclamó Rosa entre lágrimas y con un vientre en gestación de 6 meses. La mujer detalla que se ha ido un par de veces de madrugada hasta el supermercado Bicentenario de Barquisimeto porque le dicen que hay pañales desechables. “Lo más triste es que uno llega a las 5:00 de la mañana y te hacen estar en cola hasta las 9:00. Después te dicen que los pañales no van a llegar, una grosería”, cuenta.
Así es parte del sufrimiento que tienen que vivir algunas madres larenses que además de adquirir los artículos para el cuidado del bebé tienen que pasar roncha buscando medicamentos para que tenga buena salud.
Rosa acota que el dinero que tenía guardado cuando comenzó su embarazo lo ha gastado en comida tanto regulada como bachaqueada, además de medicamentos necesarios.
“Hubo un mes que me faltó ácido fólico y Calcibón, porque no había en las farmacias. Antes de que el chamito me vaya a salir con defectos, tuve que comprarlo bachaqueado. El ácido fólico en 2 mil y el Calcibón en 5 mil”, reveló.
La señora cuenta que con su primera y segunda hija, antes de que naciera, ya tenía todo comprado. Pero ahora, con su primer varón, no le ha comprado cuna ni coche y aún le falta mucha ropa.
Después de tanto caminar por el centro, otra madre, María de Salazar no pudo sacar la cuenta en bolívares de todo lo que tenía que comprar, pues la cifra le parecía increíble.
“Como es mi primer hijo no sabía cómo estaban de costosas todas las cosas. Vi una cuna en 300 mil, un coche en 100 mil y toda la ropa que veo está por encima de los 5 mil. Sacando la cuenta necesitaría 500 mil sólo para esas tres cosas y todavía me faltarían muchas más por comprar”, narra entre risas.
María tuvo que vender algunos artículos del hogar que no estaba utilizando y pedir un adelanto de las prestaciones en su trabajo para garantizar la compra de las cosas de su bebé.
“Y eso que aún falta el parto o la cesárea, porque es preferible pagar una clínica que meterse en el hospital y que lo dejen morir a una en pleno proceso”, enfatiza la mujer.
En la clínica más económica que ha encontrado María, una cesárea cuesta alrededor de los 300 mil bolívares y no le dan presupuesto aún, pues sólo lo expiden cuando ya se está en la semana 34.
Ambas futuras madres coinciden con que el alto costo hace que ninguna mujer quiera salir embarazada. Sin embargo, cuentan que salieron en estado, pues se descontrolaron con las pastillas anticonceptivas, ya que al no encontrar las que habían tomado por tantos años los métodos que emplearon no fueron efectivos.