EFE | LA PRENSA.- Bajo el sol intenso de la ciudad colombiana de Cúcuta, cientos de familias venezolanas que huyeron de su país por la crisis económica y política hacen fila para reclamar los bonos alimentarios que entrega el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en las zonas de frontera.
El proyecto que comenzó este lunes en Cúcuta, capital de Norte de Santander, surge como la primera gran respuesta de la comunidad internacional al delicado estado alimentario del 90% de los cerca de 35.000 venezolanos que cruzan a diario las fronteras con Colombia en busca de oportunidades.
Muchos de ellos llegan a Colombia con el fin de asentarse de forma definitiva, otros de seguir camino y dirigirse a otros países de la región. Un número significativo acude desesperado en busca de alimentos y medicinas para después regresar a su país.
De ahí que el PMA busque llevar apoyo a 350.000 venezolanos de los cerca 660.000 que, según las estadísticas oficiales, se encuentran actualmente en territorio colombiano.
Uno de los puntos de entrega de ayuda está en Cúcuta, ciudad fronteriza conectada con la localidad venezolana de San Antonio.
Se trata de un centro religioso del barrio Aeropuerto, en donde hacen fila decenas de personas con sombrillas, sombreros, libros o cualquier objeto que los proteja del sol mientras esperan con gran ilusión recibir cualquier tipo de ayuda.
En el interior del lugar están los puestos de registro donde se otorgan bonos alimenticios por un valor de aproximadamente 38 dólares para un mes, por cada integrante del núcleo familiar.
Los bonos podrán ser canjeados en supermercados por diferentes productos de una canasta predefinida y se entregarán durante tres meses mientras se ejecuta una campaña de información nutricional.
La ONU pidió a la comunidad internacional 46 millones de dólares para brindar esta asistencia alimentaria de emergencia a los migrantes venezolanos y dar apoyo a las comunidades que los han acogido.