Anny Giménez | La Prensa.- Padres retiran a sus hijos de las tareas dirigidas porque lo que ganan de sueldo no les alcanza para cubrir ese gasto extra. Los docentes, que en sus horas libres se dedican a reforzar los estudios de los niños durante la tarde, aseguran que la matrícula ha bajado en al menos un 50%.
La representante Xiomara Gutiérrez comenta que su hija recibía clases con una señora que tiene gran dedicación y que sólo cobraba Bs. 15 mil al mes, pero entre lo que debía gastar en el pasaje y la merienda de su pequeña no le quedó otra opción que retirarla de las tareas dirigidas y ayudarla ella misma en casa para que no baje el rendimiento en la escuela.
Lennis Adames cuenta que para poder educar a sus tres hijos buscó guías viejas, las borró y las vuelve a llenar. “Antes estaban en tareas por las tardes, pero ahora no puedo ni siquiera mandarlos a clases porque no estoy trabajando y no tengo ni para la comida”.
Agrega que a su hija de tan sólo cinco años ha optado por enseñarla en casa con cuadernos viejos.
Maestras que se dedican a dar tareas dirigidas aseguran que la crisis las ha obligado a hacer incrementos en el costo de la mensualidad, aun cuando entienden que muchos padres hacen enormes sacrificios para poder cancelar.
Frank Hernández es docente activo y asegura que el año pasado entre seis docentes se compartían el trabajo de las tareas dirigidas de un grupo de unos 100 niños desde preescolar hasta sexto grado, pero desde que arrancó el año la matricula se vino abajo al punto que hasta la mitad de los docentes se retiraron.
El cobro semanal era de Bs. 10 mil, pero ante la crisis del país se vieron en la necesidad de subirlo a 20 mil. Muchos de los niños se retiraron porque además de la mensualidad gastan mucho en pasajes, aún cuando les tocó actualizarse a recibir transferencias porque el efectivo está muy difícil de encontrar.
Inmaculada Contreras, una docente titular, se quedó en su casa dando clases adicionales a niños escolares, para poder dedicarle más tiempo su hija que está muy pequeña, está consciente de que la situación económica del país está muy difícil y por eso lo piensa una y otra vez antes de decirle a sus representantes que va a subir el costo de la semana.
“A mí me da mucha cosa, pero con 10 mil bolívares ya no se puede comprar ni un huevo, ni siquiera he podido terminar el salón de clases para que los niños pueden estar mucho más cómodos, lamentablemente no me queda otra opción”, destaca.
Los grupos de niños en cada una de las casas no pueden ser muy grandes porque además del poco espacio lo maestros no se dan abasto para poder dedicarles el tiempo suficiente para enseñarlos como se debe. Dedicarse a impartir tareas dirigidas no es una actividad que genere lo suficiente para cubrir todos los gastos de una persona.
Lesbia Adjunta destaca que ella cobra poco porque entiende la problemática del país, no se puede dar el lujo de subir tan seguido la matrícula en base a los aumentos que ha hecho el presidente Nicolás Maduro.
“Yo tengo otras entradas y me ayudan mis hermanos por eso no cobro mucho, entiendo que todo está muy difícil para todos por eso trato de no exagerar”, comenta.
Tanto padres como docentes lamentan que ya ni la educación se puede reforzar porque a los padres no les alcanza el dinero, quienes deben priorizar entre alimentos, servicios básicos y otros gastos de mayor necesidad.
Niños ahora reciben clases de sus propios padres en casa.