Jesús Alí Oviedo | LA PRENSA.- Drogarse con el jarabe para la tos de nombre Preveral se ha convertido en una nueva tendencia. Hay adolescentes y jóvenes guaros que en fiestas, matinés o los llamados “achantes” preparan tragos a base de medicamentos, refrescos y caramelos ácidos, aunque en algunos casos les agregan bebidas alcohólicas.
El jarabe que usan para hacer el “lean” —nombre que se le ha dado a la preparación— contiene codeína, una sustancia química derivada del opio y que se usa como un analgésico o antitusivo (para controlar la tos), que les genera placer a quienes lo consumen, pero a su vez adicción.
Gerardo Pastran, director del Proyecto Juvenil Misionero (Projumi), detalla que a este tipo de mezclas también se les llama “Shakira” porque dejan “sordo, ciego y mudo” a quienes lo toman.
El consumo del “lean” es preocupante porque quien lo consume desarrolla una gran adicción a la codeína, presente no sólo en Preveral sino también en otros productos para la tos. Pastrán señala que durante el primer semestre del año recibieron en Projumi a tres jóvenes, entre 17 y 18 años, adictos a esa sustancia.
No sólo las drogas ilícitas crean dependencia. Hay quienes se vuelven adictos a los fármacos”, comenta.
Asevera que cuando un joven se ha vuelto dependiente a un medicamento, su cuerpo le pide otras sustancias que le provoquen mayores sensaciones, por lo que terminan consumiendo marihuana y cocaína.
Advierte que los fármacos llegan directamente al sistema nervioso central y el proceso de descompensación del joven es acelerado.
Luisa Alcalá, médico general de Projumi, señala que los adolescentes mayores de 14 años son los más propensos a consumir estas sustancias porque a esta edad tienen contacto con más chamines.
Refiere que la ingesta de codeína por parte de los jóvenes se remonta a hace aproximadamente 30 años, pero últimamente se ha vuelto más popular porque ha tenido promoción a través de las redes sociales por parte de artistas.
Los efectos adversos que tiene esta droga en el organismo son somnolencia, alucionaciones, confusión mental, náuseas, disminución del ritmo cardíaco, dolor abdominal, sudoración excesiva y retención urinaria.
Los adultos también son adictos. Alcalá precisa que en su consultorio ha atendido a pacientes mayores de 18 años que se beben hasta ocho frascos de Preveral al día porque no controlan la dependencia.