Luis Montes de Oca | LA PRENSA.- Sacar una “mesita” con chucherías, café y panes frente a las casas se ha vuelto común en sectores de Barquisimeto, pues los guaros buscan el resuelve para dar oxígeno a su sueldo.
El salario integral de un trabajador se ubica en 250 mil 531 bolívares que no le alcanza para cubrir las necesidades diarias de una familia de al menos cuatro miembros, por eso la decisión de buscar un dinero extra.
Todas las mañanas Emira Torrealba de 66 años saca de su casa en la calle 52 con carrera 13 A, una mesa blanca con panes de piñita, dulces, catalinas y un termo de café, para ayudar en la venta a sus hija que es la dueña de los productos, pero trabaja y no le queda tiempo para atender a los clientes.
Torrealba confiesa que desde hace tres meses han tenido que dedicarse a la venta informal porque el sueldo de su hija no les alcanza para el sustento del hogar. “Lo que hacemos en el día prácticamente lo gastamos en la noche para la cena y lo que queda para el desayuno del otro día”, dijo.
No sólo la expendía en las aceras de las casas sirve como ayuda. Los ciudadanos que no consiguen trabajo hacen el esfuerzo se reúnen con otros vecinos y se emprenden en la venta de alimentos que sirven de merienda para quien camina o circula por las calles.
Que las ventas estén en las casas es una opción permanente para los quienes se dedican a la comercialización informal, porque hasta entrada la noche todavía se pueden recibir clientes.
Los tostones, la masa de maíz y bambinos; también son de los productos que tienen venta cotidiana en los hogares de los barquisimetanos.
“Es casi una obligación ponerse a vender cualquier cosa en la casa, hay que resolver porque la plata no alcanza”, expresó Antonio Méndez quien preguntaba por el precio de un vaso de café en Barrio Unión.