Guaro Mirón | LA PRENSA de Lara.- Na’ guará, no me lo van a creer iba caminando rumbo a la casa de unos panas en la urbanización obelisco, cuando comencé a sentir una peste que venía de la vereda 37 con calle 56.& ;
Cuando llego hasta ahí me conseguí con un desastre por unas cloacas colapsadas.
Me contaron mis amigos de la cuadra que esa calle tiene dos años repleta de agua piche, y que la gente de Hidrolara sólo busca excusas y nada que arregla el bote de aguas negras.
El agua en la calle ya está verde, llena de moscas, y la gusanera que sale ya tiene vuelta loca a esa pobre gente de la comunidad que ya no aguanta tanta pudrición.
Los abuelos y los muchachitos están enfermos por respirar tanta hediondez y en las noches cuando les cortan la luz se alborota el zancudero.
En mi regreso a las comunidades sólo he conseguido desastres. Gober hay que ponernos a trabajar porque vivir entre un pichaque de agua sucia no es agradable para nadie, y ya los niños ni jugar en las calles pueden porel apestoso olor.
Mis panas del sector siguen esperando por las cuadrillas de Aguas de Lara y la visita de su presidente el ingeniero Numas para que arreglen el bote de aguas negras.