María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- En Barquisimeto son, por lo menos, 20 personas aproximadamente las que están en situación de indigencia y con trastornos psiquiátricos y se la pasan deambulando por las calles y avenidas. Ellos son más vulnerables en estos días de pandemia porque no cuentan con un techo, no cumplen distanciamiento social y mucho menos tienen agua y jabón para lavarse las manos, como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Debajo de los puentes, de un árbol o de cualquier techo que encuentran en la calle se convierte en el hogar improvisado de esas personas que hoy son los más desprotegidos y vulnerables ante la COVID-19. Muchos dependen de la caridad y comen lo que consiguen en la calle. La higiene y el aseo no es su prioridad, por lo que el coronavirus acecha entre su día a día.
Todos ellos se encuentran vulnerables, no conocen lo que es usar un tapabocas y para qué sirve, y en la mayoría de los casos ni siquiera tienen conocimiento de lo que está pasando a su alrededor.
«Ellos son tan vulnerables al covid-19, que incluso una recomendación tan básica como lavarse las manos no pueden llevarla a cabo porque carecen de acceso a agua corriente y jabón», es lo que aseguran en el programa de salud de Community Foundation de California, una de las ciudades en el mundo con un gran número de indigentes en las calles. Este tipo de fundaciones, así como los gobiernos u otras organizaciones no gubernamentales han desarrollado acciones de protección, precisamente para evitar contagios de indigentes que podrían tener una cadena de contacto muy alta. Tanto en Los Ángeles, Sacramento de Estados Unidos; Bogotá Colombia y Tijuana México, los gobiernos locales y fundaciones sin fines de lucro se han encargado de asear a las personas, proveerles techo e incluso realizarle chequeos médicos, situación que aquí en Venezuela y en Lara es muy diferente.
Frank Guillén es uno de los desprotegidos; él es del estado Miranda, se encuentra en el paseo Juan Guillermo Iribarren de Barquisimeto desde hace unos meses. El hombre, a pesar que se encuentra sentado debajo de un árbol con un botellón de agua de dos litros a su lado, lo menos que la usa es para lavarse las manos, pues su prioridad es tomarla cuando tiene sed.
En medio de su relato, contó que él tuvo problemas familiares y viajó hasta Barquisimeto y en medio de la cuarentena su hogar sigue siendo el árbol. «No tengo trabajo, en estos últimos meses se ha hecho difícil sobrevivir porque todo está muy difícil», fueron las pocas palabras que expresó.
«Carolina», que se la pasa por el Centro Comercial Sambil, es el apodo de otra persona que se encuentra en situación de calle y vive de la caridad de la gente. «Tengo muchos años en la calle y la gente de la zona ya me conoce y me ayuda con la comida», por lo que en medio de la cuarentena continúa su rutina que es buscar cartón y plástico paras venderlo, pues algo recibe para ayudarse.
Otra de las recomendaciones para la prevención es que las personas deben lavar de inmediato la ropa que usan en la calle, pero esto es otra de las cosas a la que las personas en situación de indigencia no tienen acceso, pues ellos viven con sus pantalones, camisas y franelas por mucho tiempo y se podría decir que son pocas las veces que se las cambian.
A medias
Ángel Lucena, de 70 años de edad, es otra de las personas que se encuentra deambulando de calle en calle, luego de ser atropellado no pudo seguir trabajando. Hoy él utiliza tapabocas, pero sustituirlo por otro tampoco está dentro de sus posibilidades, pues el que tiene se lo regalaron, mucho menos lo puede lavar.
El hombre contó que antes vivía en la zona norte de la ciudad, pero ahora la 20 entre 30 y 31 se convirtió en su hogar. «Yo era camionero, pero con el accidente no pude trabajar más y ahora estoy en la calle», fue lo que contó Lucena, detallando que a pesar que recibe la pensión, con esos 400 mil bolívares no puede comprar casi nada, mucho menos agua y jabón para lavarse las manos.
Las personas en situación de indigencia aseguran no tenerle miedo al coronavirus porque siempre han estado en la calle y se han enfrentado a muchas situaciones, pues su preocupación es que se enfermen y no puedan ser recibidos en centros de salud por ser discriminados. Pero con ellos tampoco han hecho alguna jornada para ayudarlos.
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