Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.-& ;Las protestas reventaron durante el segundo día del esquema de distribución de combustible que impuso el Gobierno nacional.
En Lara, los ciudadanos cuyos vehículos terminaban en los números 3 y 4 amanecieron en colas kilométricas y tuvieron que enfrentar las arbitrariedades de funcionarios de seguridad que privilegiaban las colas V.I.P en algunas estaciones del servicio del oeste de Iribarren. La entidad registró un retraso en el despacho de gasolina al punto que muchas bombas no abrieron tras no ser enviadas las cisternas de Pdvsa.
«Dejen el bachaqueo», gritaron conductores enardecidos a funcionarios de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana que custodiaban la estación de servicio Mergas, ubicada en la Zona Industrial III. Juan Pérez, comerciante se fue hasta el lugar a las ocho de la noche del día lunes, y a pesar de haber quedado de número 30 en la cola, pasadas las 11 de la mañana de ayer no había avanzado ni un metro.
«Son unos descarados, tienen una cola paralela donde privilegian a funcionarios y a todo aquel que esté dispuesto a pagar en dólares por la gasolina, incluso así no tengan el terminal de la placa que corresponda», mencionó. La zozobra se incrementó cuando los militares avisaron que sólo quedaban 20 cupos porque el combustible se estaba terminando.
«Uno amanece aquí arriesgando su vida, aguantando hambre, sol y las ganas de ir al baño para nada, porque termina echando gasolina el más vivo y el que tiene más plata», reclamó José Luis Reverol, transportista privado, al destacar que mientras a algunos los beneficiaban con tanques full, a otros le permitían abastecerse solamente de 30 litros, que en su caso se hacían insuficiente para laborar.
En la estación de servicio La Sierra de la avenida Las Industrias, los bomberos se quedaron esperando la gasolina.
«Nos dijeron que el cisterna se accidentó y no ha podido salir de la Planta de Llenado de Yagua en el estado Carabobo. En promedio un viaje de allá a Barquisimeto tarda dos horas», dijo José Rivero, trabajador del lugar a las 10 de la mañana, es decir, el anuncio del gobierno nacional de que las bombas iban a estar funcionando a las 5:30 de la madrugada no se cumplió.
Antonio Squillante, mecánico, llegó empujando su carro marca Chevrolet Nova hasta la entrada de la estación de servicio El Tamunangue en la avenida Florencio Jiménez, pero cuando le faltaban tan sólo cinco personas por delante la bomba cerró.
«Dicen que sólo distribuyeron 9.800 litros de gasolina, esa cantidad se agotó en menos de dos horas», resaltó, pese al malestar que le causó haber perdido todo el día en una cola indicó que el domingo volverá a las estaciones de servicio para ver si corre con la suerte de utilizar su cupo de «rezagado». «Me iré a instalar en la bomba, pero requiero al menos los 120 litros de subsidio que dará el gobierno para poder trabajar», exclamó.
Alexandra Méndez, ama de casa, dejó a sus hijos en cuidado de su madre para ir a hacer la cola de la gasolina. «A todo riesgo, yo llegué a las 12 de la noche a la bomba El Tamunangue para quedar de número 60 en la cola, a esa hora pasaban motorizados, me aferré a Dios para que no me robaran, cerca de la 1:00 de la madrugada llegaron unos militares y nos corrieron alegando que teníamos que respetar la cuarentena, eso desorganizó la cola. El país está en total caos con está medida y se nos está agotando la paciencia», sentenció.
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