Agencias | LA PRENSA de Lara.- Aunque al principio de la pandemia de COVID-19 se posicionó entre los países con mayor número de infectados, Singapur ha adoptado luego hacia esa enfermedad un enfoque que ha sido calificado como el «patrón oro» por epidemiólogos estadounidenses.& ;
«Así viví la respuesta rápida en Singapur»
Dominique Mosbergen, reportera de Huffington Post que vive en ese país asíático, contó su experiencia personal a partir del momento en que recibió un mensaje sms el pasado 26 de marzo, enviado por el estudio de yoga donde trabajaba como instructora a tiempo parcial.
El jefe del estudio le avisó que un estudiante de su grupo se había contagiado de COVID-19, por lo que ella debía guardar cuarentena. Una hora después la llamaron del servicio de rastreo de contactos, establecido justo después de detectarse el primer infectado.
Al reportar ella que se había sentido con poco aliento en los dos últimos días, una ambulancia llegó a su casa y la trasladó al Centro Nacional de Enfermedades Contagiosas, donde le hicieron radiografías de torax, le tomaron muestras de mucosidad de la nariz y le practicaron un examen breve.
El médico no detectó indicios de neumonía y dijo que podía tratarse de un ataque de asma. Dominique regresó a casa y se mantuvo en aislamiento a la espera de los resultados de las pruebas. Al cabo de 36 horas llegaron los resultados: negativo.
Sin embargo, tuvo que mantener la cuarentena de 14 días, una obligación impuesta a todo el que haya estado en contacto con un infectado. Apenas empezarla, un policía la visitó para entregarle una advertencia sobre las consecuencias legales sí llegaba a salir de casa. También le dio dos mascarillas médicas y un termómetro. Además, tres veces al día recibió videollamadas de un representante del Ministerio de Salud para saber de su entorno, asegurarse de que no estaba afuera y preguntar sobre su temperatura y condiciones físicas.
Violar la cuarentena o el régimen de autoaislamiento puede implicar en Sigapur sanciones severas. Entre otros casos, a un hombre se le retiró el permiso de residencia permanente y se le prohibió para siempre volver a visitar ese país por violar el autoaislamiento. Aquellos que eluden la cuarentena pueden enfrentarse a multas de hasta 10.000 dólares singapurenses (7.000 dólares estadounidenses) o a una sentencia de seis meses entre rejas.
La multa inmediata impuesta a un infractor es de 300 dólares, y el Ministerio de Salud reportó el 14 de abril más de 500 de esas sanciones en dos días.& ;
Para el miércoles Singapur lanzó su primer servicio de entrega con drones, unos dispositivos cruciales para reducir el contacto humano durante la pandemia.
El uso de drones forma parte de la política de la ciudad-estado para adoptar la innovación tecnológica, así como un esfuerzo para afrontar la escasez de mano de obra en un país de solo 5,7 millones de habitantes.
Con información de: RT
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