miércoles, 20 noviembre 2024
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ONG «Hijos de Morán» brinda ayuda en salud y alimentación

Hijos de Morán también brinda ayuda en emprendimiento y aportes a personas de escasos recursos

López / Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Cuando se reconoce la obra social en municipios foráneos de Lara se menciona la labor de «Hijos de Morán», una organización civil que desde 2016 es una máquina de solidaridad y un batallón carismático de manos abiertas para ayudar a la población más vulnerable. Surgieron ante las necesidades de salud que registra Venezuela, comenzando su trabajo ayudando a rescatar las instalaciones del Hospital Egidio Montesinos, reactivando los servicios de radiología y morgue, recuperando pabellones quirúrgicos y financiadas cirugías. Asimismo, realizan frecuentes jornadas médicas que convocan a galenos de todo el país y odontólogos, para brindar atención gratuita de calidad.

La ingeniero Beatriz García Carmona, cónsul honoraria de España en el estado Lara, es una de sus fundadoras, que se han convertido en un movimiento de esperanza, cuyas ayudas brindadas han llegado a más de 310 mil personas beneficiadas y que no sólo priorizan el control médico e intervenciones quirúrgicas, sino que también prestan apoyo a quienes padecen alguna discapacidad.

Como proveedores del bienestar colectivo, agradecen todo el esfuerzo de esos colaboradores, tanto de alimentos como para procesar los mismos y que les permite mantener el programa de «Olla solidaria», donde entregan más de 300 raciones diarias y les aportan esa cantidad proteica que indica la importancia de dieta balanceada.

También ofrecen oportunidades para financiar emprendimientos y así contribuir con los ingresos de la familia, además de ser un recurso valioso para librar a las mujeres de zonas rurales a la dependencia de sus parejas.

Confían en el potencial criollo y premian el rendimiento académico de quienes tienen el interés de seguir preparándose en estudios universitarios. De allí, el programa de becas que llevan en conjunto con la Fundación Ismael Cala, Atlantis University, la Fundación Voluntarios por Venezuela en Bélgica, la Sociedad de Venezolanos Canadienses de Vancouver, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, cuyas clases son online y permiten a los jóvenes morandinos formarse.

Siempre al pendiente

Las ganas de trabajar siempre están a disposición y hay voluntarios jóvenes que han crecido con esta inquietud por ayudar. Esta fue la sensación e impulso de Andrés Hübsch Palacios graduó , un caraqueño con raíces maternas tocuyanas, quien se incorporó desde adolescente a esta misión. Se graduó recientemente de ingeniero biomédico en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos y se incorporó a la Unidad Médica «Hijos de Morán».

Cuenta que mientras estudiaba en el exterior, siempre enviaba ayuda y se entusiasmó por el proyecto del servicio odontológico. También quiere aportar desde esos avances de la tecnología que permitan adquirir nuevos equipos para facilitar diagnósticos. Una carrera que no lo certifica como médico, pero sí con la facultad para crear medicinas desde el aprovechamiento molecular y bien fundamentadas en investigaciones.

«Trabajé muy duro para apoyar la adquisición de varios equipos, como el electrocardiograma tan fundamental para las consultas de cardiología. Una ayuda vital para pacientes cuando lo necesiten», señala de esa realidad para una mayoría de personas que provienen de zonas rurales y que no cuentan con el presupuesto para costearse este tipo de exámenes ni medicamentos. Se identifica tanto, que de regresar a prepararse en el exterior mantendrá el vínculo para seguir ayudando desde cualquier parte del mundo. Todo con miras de extender el servicio de odontología e incorporar más dermatólogos y traumatólogos.

La gratitud es otro sentir inevitable en «Hijos de Morán», cuando se escucha a Yoeibi Gil, quien es madre de Enmanuel y no contiene la emoción para señalar que «ellos han sido una gran bendición en nuestras vidas, luego del diagnóstico de cataratas congénitas cuando mi hijo ni cumplía sus 2 años». Debía ser operado de emergencia, ya tenía 8 meses pidiendo ayuda en diversos entes y acá le respondieron a la solicitud ese mismo día.

«Sí ayudan y no prometen en vano» exclama de todo lo que tienen a su disposición, además del acompañamiento que continúa, porque Enmanuel luego ameritó control médico por otras patologías. Ella desconoce los nombres de todos los doctores que se han dedicado a su caso, pero los encomienda a Dios junto a todo ese voluntariado para la población morandina.

Otra de esas tantas historias se encuentra en la vía hacia Guarico, porque Fanny Pérez vive en el caserío Las Adjuntas, quien recibió el apoyo de la Fundación Don Diego para su hija de 11 años con discapacidad a causa de mielomeningocele, siendo el tipo más grave de espina bífida y aunado con hidrocefalia. «Que Dios se los multiplique en vida y salud», pide Maribel Linárez, otra vecina de Las Adjuntas que ha recibido el mismo tipo de ayuda para su hija de 6 años, quien padece de encefalopatía hipóxica, desnutrición y parálisis cerebral.

Son algunos de los tantos pacientes que no tienen cómo pagar ese esfuerzo por dar calidad de vida. Profesionales y demás personas que se articulan desde la caridad para dejar una sonrisa y un alivio a estas familias de zonas distantes de la Ciudad Madre. Para muchos beneficiados son «héroes anónimos», quienes no tienen nombre y sólo identifican desde la gran familia de los «Hijos de Morán». Ellos dejan sus huellas como un apostolado de solidaridad.

 

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