Jennifer Orozco| LA PRENSA.- El triple crimen ejecutado en el sector La Cuesta de la Quebrada El Mamón, aún es un desafío tanto para las familias de los chamos como para los detectives del Cicpc.
Por lo sangriento y brutal de la escena, donde los chamos fueron asesinados a punta de golpes con bloques de lajas, se podría presumir que es un ajuste de cuentas o una venganza. Pero los “petejotas” están investigando más a fondo sobre la vida de los jóvenes.
El mayor de todos, Anthony José Vargas Asuaje, quien fue hallado maniatado, era vendedor de productos de limpieza. Su madre, Magaly Asuaje, comentó que ella puede meter las manos al fuego por su hijo, porque era un muchacho honesto y trabajador.
Tenía 21 años, pero ya tenía mucho tiempo trabajando con sus productos y siendo comerciante”, dijo la doña.
Ella comentó que a los otros dos jovencitos los conocía porque le iban a comprar mercancía a Anthony para revender. Al parecer el sábado llamaron a Anthony, el salió y de allí perdieron su rastro.
El menor de 15 años, quien también estaba maniatado, le gustaba el fútbol, pero había dejado los estudios. Su madre declaró que era un chamo sano, que no se metía con nadie y que jamás había estado preso.
Cuenta la misma historia, pues dice que alguien lo llamó desde la calle, él salió y más nunca volvió. El menor de 17 años, la tercera víctima, quien no estaba maniatado, era barbero. Había tomado el oficio desde que salió de bachillerato y trabajaba en la cuadra a domicilio o en su propia casa.
Los tres residían en el sector La Ureña del barrio Bolívar, en la calle número 2.