Euseglimar González | LA PRENSA.- En tiempo récord los capturan. Cuatro hombres fueron detenidos el sábado en la mañana por el robo de la camioneta del sacerdote del Pequeño Cottolengo. Funcionarios de la Subdelegación San Juan del Cicpc comenzaron con las investigaciones y en menos de 48 horas dieron con los tipos.
Carlos Enrique Durán Sánchez, Oswaldo José Carrasco Soto, Yorman José Andrade Yépez y un menor de edad fueron los malandros capturados en El Roble, sector Las Agüitas.
Los “petejotas” se activaron apenas recibieron el reporte del robo de la camioneta del Pequeño Cottolengo y que era conducida por el sacerdote Teófilo Calvo, al día siguiente lograron ubicarla en El Roble vía El Manzano, pero estaba desvalijada. Le quitaron cauchos, batería, inyectores y otras piezas mecánicas.
El sábado a las 10:00 de la mañana los funcionarios dieron con los tipos y lograron incautar como evidencias las piezas que fueron robadas de la camioneta: Cuatro cauchos con sus respectivos rines; llaves mecánicas; un gato hidráulico; ocho inyectores y un cuerpo de aceleración. Además de un arma de fuego de fabricación no industrializada con un cartucho, calibre 16.
Según versión del Cicpc, a los delincuentes los detuvieron en flagrancia cuando estaban sacando las piezas que fueron sustraídas de la camioneta y las estaban pasando a un Ford LTD, color beige.
El robo de la camioneta fue el jueves a las 8:20 de la noche. El padre llegaba a bordo de la Jeep Cherokee a la casa del Seminario Don Orione, ubicado en la avenida Los Abogados, cerca del Parque Bararida cuando fue sorprendido.
“Me tenía que tocar”
El padre Teófilo Calvo relata los 30 segundos que duró el robo de la camioneta. “Eran tres jóvenes, de contexturas delgada y muy ágiles”, recuerda.
El cura no sintió nervios, para él todo pasó muy rápido.
“Pensaba que se trataba de una broma”, dice al tiempo que se lleva la mano hasta la cervical y hace un movimiento para explicar la forma en el que uno de los hampones lo haló hacia atrás. Con la cabeza confirma lo confundido que estaba y dice que “no sabía que era un atraco”.
El sacerdote recuerda que se dio la vuelta para saber quién era y fue cuando uno de los malandros lo apuntó directo a la cara. Calvo une sus dos manos y con el dedo índice hace un gesto como si se tratara de una pistola. “Me apuntaron directo a la cara. Yo sólo lograba ver el agujero (el cañón) de la pistola. Cargaban un arma corta”.
Eran las 8:20 de la noche y el padre se bajó de la camioneta en la avenida Los Abogados porque el control del portón del Seminario a donde se dirigía no funcionaba. Fue en ese momento en el que los criminales lo interceptaron.
“No tengo nada, no tengo nada”, les repitió a los delincuentes. Uno de ellos intentó revisarlo para ver qué otras pertenencias poseía y él sólo trataba de esconder el celular.
Ágilmente, los delincuentes abordaron la camioneta y huyeron del sitio. El padre confiesa que no sintió miedo ni antes ni después del robo. Le atribuye eso al tiempo en el que duraron los delincuentes.
Dicen que los detuvieron y me lo mostraron. Yo no puedo decir si son o no son. No puedo identificarlos, sólo los vi 30 segundos y todo fue muy rápido”, une las manos y niega con la cabeza.
De qué pasará con los cuatro jóvenes detenidos no sabe. Y dice que tendrán que esperar el juicio.“Me parece muy lamentable la delincuencia del país, pero alguna vez me tenía que tocar a mí”.